31.5.08

De la Mente al Cerebro: un intento de Ordenar el Mundo

Francisco J. Burgos

Psiquiatra, socio de la Comunidad de Catalunya de la ELP. Coordinador del Área de Salud Mental Infantil y Juvenil del Sagrat Cor, Serveis de Salut Mental de Martorell. Director científico de Eba-Equipo de atención en bulimias, anorexias y nuevos síntomas.

Para Comenzar

Viernes 16 de mayo de 2008, hace apenas una semana aparece en el diario “El País” el reportaje titulado: “25 millones de € para comprender el cerebro”, con el subtítulo: “el gobierno lanza junto a la Politécnica de Madrid el proyecto de investigación ‘Blue Brain’”[1]. En el cual se intentará por vez primera el estudio del cerebro para conocer su funcionamiento mediante simulaciones informáticas con detalle celular.

Nuestra vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, ve en esta iniciativa un paralelismo respecto a su envergadura con "el proyecto del genoma humano", y supone que servirá para generar grandes avances en el conocimiento del cerebro y, sobre todo, para explorar soluciones a problemas de salud mental y enfermedades neurológicas que actualmente son difícilmente tratables. Aclara que el proyecto está coordinado por la Fundación Blue Brain, con sede en Suiza, y que usará recursos de supercomputación y técnicas de visualización tridimensional.

Nos viene a la memoria la “Proclamación Presidencial 6158”, de George H. W. Bush, padre del actual presidente de EEUU, leída el día 17 de julio, donde se declara iniciada el día 1 de enero de 1990 la “década del cerebro”, continuación de la del “espacio” y seguida por la actual del “comportamiento”. En ella aparecen cuatro puntos principales:

1. El importante aumento en la aparición de desórdenes y trastornos relacionados con el cerebro incluyendo enfermedades mentales graves.

2. El desarrollo de la investigación tecnológica en las áreas de microscopía y de neuroimagen.

3. El progreso en la conceptualización y comprensión de algunos procesos patológicos junto al adelanto en disciplinas como la genética y la bioquímica.

4. Los avances en disciplinas intermedias como la biología molecular o la genética molecular.

Se hacía referencia también en este discurso a la drogadicción y la fármacodependencia. Se supone que el conocimiento del funcionamiento cerebral habrá de incidir, dada su relación con los sistemas endocrino e inmunológico, sobre los tratamientos de fertilidad, de las enfermedades cardiovasculares, infecciosas, parasitarias, del desarrollo e inmunológicas y también facilitarán la comprensión de los factores conductuales que subyacen a las causas de múltiples enfermedades.

La Cuestión Mente-Cerebro

Bajo la forma de dualidad, si queremos tomarlo en esta perspectiva, esta temática ha pertenecido desde la Antigua Grecia a la filosofía, marcando una inflexión que llega hasta nuestros días con la propuesta de René Descartes.

El reconocido neurólogo y neurocientífico portugués Antonio Damasio plantea algunas preguntas sobre este tema en su libro “En busca de Spinoza. Neurobiología de la emoción y los sentimientos”: ¿Son la mente y el cuerpo dos cosas diferentes o sólo una? ¿Son dos sustancias o son una sola? ¿Qué está primero la mente y a partir de ella el cuerpo y su cerebro o es primero el cuerpo y su cerebro es el que causa la mente?.

A partir de los descubrimientos de los circuitos neuronales comienzan a tener preeminencia la conducta y el comportamiento, generándose la idea reduccionista de hacer coincidir la mente con el cerebro, que deja de ser su soporte para transformarse en su causa junto con el cuerpo (en la mayoría de autores). Se intenta dar cuenta de la biología como causa de lo humano incluso algunos proponen que el límite de los descubrimientos científicos tendrá que ver con llegar a “descubrir” todo lo que el cerebro pueda dar de sí. Así lo manifestó Eric Kandel en su conocida frase: “quizá la frontera final de la ciencia ¾su último desafío¾ sea la comprensión de las bases biológicas de la conciencia y de los procesos mentales por medio de los cuales percibimos, actuamos, aprendemos y recordamos”.

No olvidemos que algunos de los investigadores en neurociencias han sido galardonados con el Nóbel.

Creo que queda claro la incidencia que todo esto tiene tanto en las prácticas que se realizan en el campo de la salud mental como en la sociedad actual y por tanto en el orden social. Incidencia ésta que cuenta con la praxis de los profesionales en este campo. Estas vías de investigación favorecen la desaparición del “discurso del caso” (del uno por uno), del desprecio por palabra de los sujetos en beneficio de la generalización. Discurso del caso que como dice Milner en su libro “La política de las cosas”: “es la forma discursiva de lo individual frente a la contabilidad del uno de cada individuo, del uno que no hace diferencia”, y continua: “La mentira actual está en pretender que las cosas hablen... si hay palabra es porque algunos hablan en su lugar”[2].

Algunas Cuestiones que Hemos Ido Planteando en el Grupo de Investigación

Dentro de los comentarios que surgían desde la coordinación[3] hay fundamentalmente dos que no he podido confirmar a pesar de las consultas realizadas.

1. La primera y más interesante en mi opinión es la de si existe alguna hipótesis sobre la posible disminución de los neurotransmisores ¾en particular la de serotonina¾ para explicar la depresión generalizada de la sociedad occidental actual. Al estilo de lo que pasó con el descubrimiento de la disminución del número y de la movilidad de los espermatozoides en el semen de los hombres cuando se investigaba sobre la disminución en la actualidad de la fertilidad.

2. La segunda, en esta época de la medicalización generalizada, trataría de conocer la frecuencia de tratamientos antidepresivos previos en los familiares de niños medicados con psicofármacos y más concretamente con psicoestimulantes.

De estas preguntas no he podido lograr una respuesta en la búsqueda que inicié hace algún tiempo, por lo que permanecerán abiertas y, en mi opinión, son bastante oportunas. Cuando he conversado con colegas psiquiatras que están mas próximos a una práctica de la psiquiatría en su orientación biologicista, su respuesta ha sido la de interesarse por estas preguntas, aunque sabemos que para el discurso de la ciencia la subjetividad no cuenta.

Retomando la Dualidad

Volvamos a nuestro hilo expositor, la hipótesis es: “Hoy se trata de hacer coincidir lo mental con el cerebro”. Los avances tecnocientíficos han permitido “visionar” el cerebro en sus diferentes funciones, esto ha dado lugar a un desarrollo importante de las imágenes sobre las diferentes formas en las que aparece el cerebro según la “actividad” que se esté realizando, formándose las denominadas cartografías cerebrales. Éstas son tomadas, en ocasiones, como causa o hecho en sí mismo al intentar esta coincidencia o superposición.

Se fotografían distintas situaciones como la mirada sobre un objeto agradable, la audición de una pieza de música clásica, la toma de decisión sobre alguna temática, un momento de oración o de meditación, una crisis de llanto, una risa estrambótica, un estado de concentración en la lectura, etc. Como dice Jacques-Alain Millerla imaginería por resonancia magnética permite representar la actividad neuronal, estamos dotados hoy de un muy potente imaginario del simbólico. Hay que constatarlo[4]. Se trata como acabamos de exponer de la tesis por la cual se plantea lo mental desde su reducción imaginaria a lo cerebral.

Por lo tanto, todo el desarrollo actual de la ciencia neurológica, la conocida como neurociencia, aporta un significante amo que irrumpe con fuerza y que comienza a utilizarse con asiduidad en su forma gramatical de prefijo. Lo encontramos en varias ramas de la neurología, la biología, la psicología y otras muchas ciencias, las cuales comienzan con este término de neuro-[5] (neuropsicología, neuroimagen, neurobiología, neurobioquímica, etc.). A partir de él queda claro que todas ellas trabajan con un mismo objeto de estudio: el cerebro.

Lo mental a partir de ahora estará representado por las diversas rutas neurales que se establecen según las construcciones que se realizan en el funcionamiento cerebral, funcionamiento que va a caracterizarse por algunos mecanismos y modos según proponen los investigadores en estas disciplinas.

Nombraremos algunos de estos mecanismos sin detenernos en desarrollos extensos, difíciles para mí en esta rama de la neurología. Mecanismos en los que algunos autores consideran que se abre una salida para la “posmodernización” del psicoanálisis. Esta vía de salida pasa por la confluencia que debe tener con las neurociencias, único recurso para su supervivencia ¾según lo plantean.

Fundamentalmente encontramos tres ejes temáticos:

1. El de la memoria y por tanto de la conciencia o cognición en su relación con las experiencias y el aprendizaje (Kandel).

2. Los que tienen relación con las emociones y sentimientos[6], de los que el cerebro guardará una serie de “imágenes” tal como lo nombra Damasio.

3. El fenómeno de la “plasticidad neuronal”[7], tal como se viene conociendo en los últimos años, ya que se sabe que el cerebro crece hasta la edad adulta. Son estos fenómenos de plasticidad en las interconexiones los que darían cuenta de lo más propio del hombre (en el sentido de lo humano).

Un Nuevo Orden

Lacan planteaba las grandes crisis éticas de los médicos en su texto “Psicoanálisis y Medicina”, haciendo referencia a lo expuesto por Michel Foucault en su texto de 1961 “Historia de la locura en la época clásica” en la que relata cómo los médicos psiquiatras participaron de manera activa en las tomas de decisión sobre los internamientos involuntarios los que constituye las conocidas segregaciones por enfermedades mentales, asumiendo el papel de policía de salud... mental.

Hoy asistimos a una nueva posición dentro de lo social. Las neurociencias introducen un nuevo orden que toma lo imaginario y la contabilidad en las evaluaciones como los instrumentos que ordenan la salud mental de las personas. Cada día se utilizan estas técnicas por ejemplo en la selección de personal, en la conflictividad entre los trabajadores de una empresa, etc., su uso acaba de iniciarse y se extenderá. Cada uno con su “cartograma cerebral” como tarjeta de presentación, la imagen en el lugar de la palabra. A lo que se añade nuevamente el ideal de una armonía posible a partir del conocimiento del cerebro. Damasio escribe: “... el éxito o el fracaso de la humanidad depende, en gran medida, de la manera en que el público y las instituciones encargadas de la gestión de la vida pública incorporen principios y políticas a esta visión revisada de los seres humanos”.

Siguiendo esta lógica de descrédito de la palabra, las neurociencias y su correlato pragmático ¾la ciencia conductual o cognitiva[8]¾ se pretenden completamente asépticas de todo pathos o índice de subjetividad, por lo que dejan al descubierto lo que del discurso del amo subyace en ellas. Es fácil generar un malestar frente a técnicas terapéuticas al servicio de este amo moderno que busca incesantemente el control y la evaluación[9], verdadera apuesta de las políticas sanitarias, olvidándose que ningún amo está a la altura de controlar lo que constituye la esencia de los derechos del hombre: la verdad, el deseo y el goce (Miller J.-A. El Banquete de los analistas. Paidós, Buenos Aires, p. 411).



[1] “Cerebro azul o cerebro triste”.

[2] Milner, Jean-Claude. 2007. La política de las cosas. Miguel Gómez Ediciones. Málaga.

[3] Grupo de Investigación en Psicoanálisis y Medicina del Instituto del Campo Freudiano en Barcelona.

[4] Extraído de su Curso 2007-8. Clase del 16 de enero de 2008.

[5]El neuropsicoanálisis acaba de nacer. (Una referencia se encuentra en la revista “Cuadernos de Psiquiatría y Psicoterapia del Niño y del Adolescente. Nª 43-44, 1ª y 2ª semestres de 2007, pags. 163-9). El primer número del Journal Neuro-psicoanálisis, publicado en 1999, dará origen a la Sociedad Internacional de Neuro-psicoanálisis (que agrupa a los neurocientíficos interesados en el psicoanálisis) instituye una suerte de declaración de principios del llamado neuro-psicoanálisis. El editorial, escrito por Mark Solms y Edward Nersessian, establece como su objetivo fundamental la necesidad de “reconciliar las perspectivas que sobre la mente tienen el psicoanálisis y las neurociencias”, tarea que aspiran lograr educando a psicoanalistas y neurocientíficos. En ese primer número destaca un trabajo de investigación llevado a cabo por el neurocientífico Sergio Panksepp sobre la teoría freudiana de las emociones. Sus resultados fueron luego sometidos a la consideración de neurocientíficos, entre ellos Antonio Damasio, y algunos psicoanalistas franceses de la IPA. Las opiniones de Damasio y los neurocientíficos intentan hacer coincidir la “neurociencia de la emoción” con las ideas freudianas, en una definida intención: ganarse a los psicoanalistas con la ilusión del estatuto científico para la disciplina.

[6] Las emociones y sus reacciones relacionadas están alineadas con el cuerpo, los sentimientos con la mente. Las emociones son acciones o movimientos visibles para los demás (de fondo, primarias y sociales). Los sentimientos siempre están escondidos. Son percepciones que se apoyan en los mapas corporales del cerebro, estos mapas se refieren a partes del cuerpo y a estados del cuerpo. Junto a la percepción del cuerpo está la percepción de pensamientos con temas concordantes con la emoción, y una percepción de un determinado modo de pensar, un estilo de procesamiento mental.

[7] Del libro “A cada cual su cerebro. Plasticidad neuronal e inconsciente” François Ansermet y Pierre Magistretti. 2006. Katz Editores. París. Este concepto de plasticidad significa que la experiencia puede inscribirse en la red neuronal. Un acontecimiento vivido en un momento dado se marca al instante y puede persistir en la duración. El acontecimiento deja una huella como una suerte de encarnación del tiempo. Pero esta huella puede ser modificada o puesta en juego de forma diferente al asociarse con otras huellas. Más allá del determinismo biológico (neuronal o genético), y más allá del determinismo psíquico, el hecho de la plasticidad implica, pues, un sujeto que participa activamente en su devenir, ¡e incluso en el propio devenir de la red neuronal! Y así, desde una nueva perspectiva, se vuelve pertinente una posición enunciada por Lacan: “Lo importante es captar cómo el organismo viene a apresarse en la dialéctica del sujeto”. Lacan J., “Posición del inconsciente” [1960, 1964], Escritos 2, trad. de T. Segovia, Buenos Aires, Siglo XXI, 1985, p.827.

[8] Todo esto se ha cruzado, todo eso no ha conocido ese desarrollo extraordinario y construido de nuestro amo actual, más que por ese materialismo mecánico que el cognitivismo ha encontrado en su objeto mayor: el cerebro. El lugar que es en efecto un callejón sin salida –Lacan hablaba del callejón sin salida cerebral-, el cerebro es un callejón sin salida.

[9] La categoría esencial del orden social es la comparación: el hombre comienza con la comparación y entonces la humanidad llega de manera natural a la evaluación. En adelante, la cifra- la cifra de cuantificación- es la garantía del ser. En el fondo, es la incidencia de la ciencia sobre la ontología (notas tomadas del curso de Jacques-Alain Miller de este año).

23.5.08

fibromialgia, neurociencias y psicoanalisis.

Hace varios días asistí a un debate interesante acerca de la fibromialgia en el que participaban diferentes especialistas de reumatología y la unidad del dolor del hospital Ramón y Cajal de Madrid y un numeroso grupo de médicos de familia, en la sede de Madrid de la SOMAMFYC. El debate fue ameno e interesante, y en primer lugar, se formuló la pregunta de si la fibromialgia era una enfermedad reumatológica o no.

Hay que señalar que este padecimiento fue establecido en 1990 desde la reumatología, en la medida en que era el dolor músculo-esquelético, y no articular, el síntoma cardinal. Sin embargo, cada vez se ha evidenciado con más claridad de que junto al dolor corporal generalizado, nos encontramos con una constelación de síntomas corporales añadidos, que se sobreañaden: astenia, problemas digestivos, tiroideos, urinarios, cefaleas, síndrome de piernas inquietas, insomnio, depresión etc., que colocan al saber de la ciencia en un callejón sin salida. No hay respuestas para la medicina acerca de la causalidad, ni tampoco acerca de un tratamiento efectivo. Hay pocas evidencias acerca del beneficio terapéutico que aportan los diferentes tratamientos farmacológicos conocidos. Sobre todo ante el hecho de que los diferentes analgésicos, incluidos los más potentes como los derivados opiáceos, no producen ningún beneficio terapéutico. Los estudios realizados acerca de la teoría de origen genético no han podido establecer la causalidad.

Aunque hay muchas especulaciones al respecto, cada vez hay más partidarios de considerar la fibromialgia como una enfermedad psicosomática en la que estarían implicados diferentes factores. Enfermedad psicosomática en el sentido amplio, tratando de abordar el problema de la implicación de lo mental y lo corporal, con síntomas generados por un disfuncionamiento severo del cuerpo, en que lo mental está implicado. Se podría considerar como un trastorno multiorgánico que afecta a múltiples sistemas que velan por la homeostasis corporal. Este es el planteamiento que toma más fuerza en el campo de la medicina. En ese sentido, cada vez más los reumatólogos no la consideran una enfermedad estrictamente reumatológica.

Aparece así, cada vez más, un padecimiento que es abordado desde el campo de las neurociencias. Tal y como dice J.A. Miller en una de sus últimas clases de su seminario sobre la Orientación Lacaniana de Paris (véase la página web de la ELP) el significante neuro- se convierte en uno de los fundamentales en la época en que vivimos.

Casi todo se podría explicar por los diferentes niveles de serotonina o dopamina, los diferentes déficita y excitaciones que se producen en el órgano de los órganos: el cerebro. Se podría hablar de una ampliación del dolor por vía espinal, o de una alteración de las vías inhibitorias descendentes del dolor, o de alteraciones de neurotransmisores o neurohormonales, algunas de ellas constatadas en diferentes investigaciones.

Este planteamiento desde la neurociencias se propone desde la perspectiva de considerar al cuerpo como una máquina. El concepto de mecanismo, de cuerpo-máquina, triunfa a partir del siglo XVII con Galileo, Descartes o Hobbes. Este modelo pretende dar cuenta del funcionamiento y disfunciones orgánicas sobre el modelo de la reparación de una máquina, como un reloj que depende de la fuerza, de la situación y de la figura de sus contrapesos (Véase Descartes, R. Discurso del método). Al igual que ocurre con un coche, una alteración de los niveles de aceite puede arruinar totalmente el conjunto del motor. Cualquier conductor sabe que cada cierto tiempo tiene que comprobar e incluso cambiar el aceite para que el conjunto del sistema funcione adecuadamente.

En este sentido, la fibromialgia, por su severidad y por el elevado número de mujeres que la padecen, se ha convertido en una especie de imposible para la ciencia, que no deja de tratar de elaborar un saber, de dar una respuesta a este “real” pero que no alcanza.

Este paradigma del cuerpo-máquina tiene que ser renovado para poder abordar una respuesta. Lacan ya lo anunció hace cuatro décadas cuando hablaba de la falla epistemo-somática del saber de la medicina sobre el cuerpo. Esta consideración puede tener diferentes lecturas, aunque la que me parece que hay que resaltar es que la medicina en la medida en que no incluye la subjetividad en la concepción del cuerpo, no toma en consideración la influencia del saber inconsciente en lo somático, se encuentra con una imposibilidad de la que las pacientes con fibromialgia testimonian.

Es interesante abordar los textos de Freud al respecto porque desde el inicio intentó dar un carácter científico a sus postulados, e incluso establecer una base material a lo mental y al inconsciente. Freud construye el psicoanálisis sobre la base del modelo con dos niveles de integración, lo somático y lo psíquico. Son fundamentales al menos dos textos sobre este tema: Más allá del principio del placer y el Proyecto de psicología para neurólogos. Allí aborda los diferentes mecanismos del dolor, intenta explicarlo en términos de excitación de energía o de equilibrios que se rompen entre los circuitos del placer o del displacer y los diferentes papeles que juegan las neuronas de recuerdo, la memoria y la conversión del dolor “moral” en dolor corporal. Este es un tema que me propongo abordar con más detalle en el blog, en próximos artículos.

La genialidad de Freud es impresionante considerando que él parte de los primeros conocimientos de las teorías sobre las neuronas que la medicina tenía a finales del siglo XIX. No necesitaba la moderna tecnología de las imágenes cerebrales de la actualidad para intentar establecer una tópica del dolor, ni para postular los mecanismos de integración de los diferentes sistemas neuronales. No necesitaba de las imágenes que podemos obtener en el siglo XXI con los grandes aparatos de RM para decir que podemos decir que el dolor del que hablan las mujeres es verdadero porque lo podemos “ver” en una fotografía. Simplemente creía en la palabra, en el relato de las mujeres. Trató de establecer una articulación entre lo mental y lo corporal con los conocimientos de su época y de hacer una clínica en la que la subjetividad estaba incluida. Uno de sus casos clínicos, el de Isabel Von de R., es el testimonio de una cura que puede considerarse como un caso de fibromialgia de nuestra época.


El acto médico se desenvuelve en la siguiente paradoja: por una lado, tiene que responder a la enfermedad desde el lugar del saber de la ciencia, y por otro el paciente es algo más que un “organismo enfermo” o una “máquina” que no funciona adecuadamente. El cuerpo enfermo es también el resultado del encuentro con el lenguaje. Lo específicamente humano es que el organismo del viviente cuando adviene al mundo se encuentra con el lenguaje, lo que hace que se recorte, que se nombre el cuerpo, sus partes, se inscriban las huellas de goce que finalmente van a determinar la vida de cada sujeto, incluida la enfermedad. Aquí el término de “goce” es considerando como una experiencia que no solo incluye el placer, sino también el displacer, la ruptura de la homeostasis corporal.

El ser humano no es un cuerpo, sino que tiene un cuerpo y por esta razón lo cuidamos, lo vestimos, lo transportamos, lo maltratamos y de vez en cuando se “goza”. El cuerpo también habla a su manera y la función del médico tiene que tener en cuenta ese lado difícil y oscuro de la realidad de la enfermedad.

Por estas razones considero que no existe un tratamiento estandarizado para la fibromialgia sino la posibilidad de tratar a cada paciente según su caso particular.

Esta es la aportación esencial del psicoanálisis. La fibromialgia es un padecimiento corporal severo que precisa de la intervención médica, en esto no hay ninguna duda, incluida la necesidad de prescribir algunos fármacos. Pero no se trata de abordar la cuestión a la manera de resolver tal déficit o exceso del modulador neurohormonal o neurotransmisor. No es el tratamiento de la neumonía o de la diabetes en los que hay que establecer una cura en la que se parte de un standard, sino de todo lo contrario.

Allí donde el saber de la medicina encuentra un límite, se encuentra con la singularidad del paciente, hay que abrir la puerta para que el mismo pueda “pasar” a otra orilla, la de la subjetividad y tal vez allí se encuentre con el psicoanálisis.

Laín Entralgo en su libro Ciencia, técnica y medicina se pregunta: “¿es posible imaginar una medicina humana sin palabras?”, concluyendo que es la palabra la que estructura el vínculo entre el médico y el paciente.

Se trata del recurso a la palabra y a la escucha. Esa es la función del psicoanálisis, esa es la base de la alianza entre el psicoanálisis y la medicina. El recurso a la palabra y la escucha, que se estructura desde el discurso del psicoanálisis, es el bien común de esa experiencia compartida. Por esta razón, desde los sectores de la medicina más humanista, que los hay, y desde el psicoanálisis, existe la posibilidad y la necesidad de un encuentro y de una alianza.

16.5.08

El caso Fritzl.

08/05/2008N°1860 Le Point
(recogido de AMP-blog)


Entrevista a Jacques-Alain Miller

realizada por Christophe Labbé y Olivia Recasens© DOC.LKA/US PRESS/SIPA

El psicoanalista Jacques-Alain Miller examina para Le Point el hecho trágico que sacudió a Austria, donde se descubre cómo Josef Fritzl, 73 años, secuestró a su hija durante veinticuatro años y le hizo siete hijos. Para Miller, lo que sale de lo común, no es el incesto, es “la regularidad invariable de un acto inmundo”.

Le Point : ¿Qué es lo que puede llevar a un individuo a un tal grado de perversión?
Jacques-Alain Miller : Una buena educación, a la antigua, altos valores morales…Voy a explicarme. ¿Por que rasgo Das Inzest-Monster, como lo llaman los austriacos, quedará en los anales clínicos y policiales? Usted sabe bien que no se deberá solo al incesto, práctica muy difundida, ni tampoco al número de sus víctimas. Si es excepcional, es por la tenacidad, la constancia, la resistencia. Lo que sale de lo común, es la regularidad invariable de un acto inmundo, el método, la minuciosidad y el espíritu de seriedad investido en el cumplimiento solitario de un crimen único que se extiende durante un cuarto de siglo. Ni un error, ni un paso en falso, ni un acto fallido. Total quality. Hay allí tantas cualidades eminentes tradicionalmente atribuidas al carácter germánico. Puestas al servicio de la ciencia y de la industria, han constituido la reputación de los países de habla alemana. Por otra parte, era un ingeniero electrónico, decía a su mujer que bajaba al sótano para dibujar planos de máquinas.Si Gilles de Rais en Francia, Erzsebeth Bathory en Hungría, grandes feudales de los siglos XV y XVI, quedan en las memorias, es por el contrario por el desorden de su conducta, sus violaciones, sus asesinatos innumerables. El austriaco, pequeño notable de provincia, también es un tirano, pero puramente doméstico. Lleva una existencia perfectamente « casera” pero desdoblada. Es fiel a su hija Elizabeth, único objeto de su goce, de la que hace de algún modo una segunda esposa. Le da siete hijos, el mismo número que a su esposa legítima. Parece que no se le pueden reprochar ni abortos ni anticonceptivos: es un buen católico. Opera con la mayor discreción, su conducta no ocasiona escándalos, dado que a esta segunda familia la hace vivir bajo tierra, en reductos ciegos donde no se pueden mantener de pie, a la Luis XI !De todos modos no es su educación lo que puede explicar su conducta!Hemos sabido que fue educado sin padre por una madre que todos los días lo golpeaba con violencia. El hecho no debió quedar sin consecuencias. Podemos decir siempre que quería vengarse del objeto femenino y precaverse de sus caprichos… Pero tendríamos muchas dificultades para deducir de esto su vicio: eran posibles otras salidas. En 1967, en el momento del nacimiento de Elizabeth, su cuarto hijo, fue arrestado por una violación, habría cometido otras. Todo ocurre como si hubiera decidido comportarse, y atenerse a una bigamia incestuosa. No se le conocen mas que algunas escapadas sexuales en Tailandia, con compañeros, notables de la ciudad. Volvía bronceado, en buena forma, junto a su pequeña familia, que nunca veía el sol.

¿Era una suerte de Dr Jekyll-Mr Hyde ?
Era a la vez un Padre severo, el Padre de la ley, cuyo rigor implacable sorprendía a aquellos que lo veían regir a su familia de arriba y, con su familia de abajo, un Padre gozador, fuera de la ley. En estos dos roles, en un cierto nivel, fue irreprochable: piense que asegura sin fallar un instante la subsistencia de todos los suyos. Al mismo tiempo, era sin duda un estafador: de sus operaciones inmobiliarias solo quedan deudas considerables. El estado deberá pagar los años de psicoterapia y reeducación que serán necesarios para la familia de abajo. El costo fue evaluado ya en 1 millón de euros.

¿La cultura patriarcal, la impronta católica, la religión del « cada uno para sí », que marcan a Austria, pudieron jugar algún papel?
Algunos de esos rasgos valen también para Sicilia. Sin embargo nos cuesta imaginar semejante historia en Siracusa o Trapani : allí, la gente que vive entre cuatro paredes, sin salir son más bien mafiosos perseguidos por los carabineros.¿Pero es un azar si, luego del « caso Kampusch », este hecho singular estalla en Austria?El caso Fritzl luego del caso Kampusch, necesariamente produce sentido. Mientras que los Estados Unidos son la tierra bendita de los serial killer, Austria toma su lugar con Bélgica para los perversos sedentarios con subterráneos, si puedo decirlo. El caso presente se distingue por su atmósfera de obediencia ciega. No solo la de su mujer: Fritzl alquilaba sus habitaciones en su casa, una centena de locatarios desfilaron por allí en el curso del tiempo, les decía que no bajen a su bunker, y ninguno pensó en enfrentar esta interdicción. Deploran las infracciones hechas en nuestros días al respeto de la vida privada; es un reproche que no se les hará a los austriacos. En la Ibbstrasse todo estaba en orden, la fachada reluciente, el refrigerador subterráneo bien provisto, la ropa bien lavada y planchada. Miraban la televisión en familia. ¿El bunker? Era un refugio antiatómico familiar, edificado con la ayuda de subvenciones oficiales. Un gran crimen popular, es siempre un hecho social total, para responder a la expresión de Marcel Gauss: es un microcosmos de la sociedad, ella se refleja allí enteramente. Fritzl: criminal quizá, pero Korrekt ante todo. En regla. Ni una vacilación. Sin inconciente. Sin sentimiento de culpabilidad.

¿Frente a la historia pasada, podemos hablar de un pueblo que « reprime » sin cesar, rehusando mirar la realidad de frente?
Es lo que dicen los ingleses. Ven en Fritzl un símbolo de Austria. Es también la idea del novelista Josef Hslinger. La casa natal de Hitler está a una hora y medio de Amstetten por la ruta, Mauthausen mas cerca aún. El canciller anuncia una gran campaña internacional de relaciones públicas para mejorar la imagen de Austria. Espíritus prácticos le piden más bien dinero para los servicios sociales. Un dibujo del Times de Londres muestra a Austria acostada en un diván; detrás, Sigmund Freud. Podemos recordar que el país se ocupó bien de erradicar al psicoanálisis, o poco falta. El abogado alegará alienación mental. En vista del extremo dominio de sí en el crimen y de la duración del delito, la irresponsabilidad no va de suyo.

Traducción : Silvia Baudini
(recogido de AMP-blog)

12.5.08

Hacer existir el psicoanálisis en una asociación de afectados de hemofilia.*

Del encuadre al discurso.
Recogido de (http://www.observatoriopsi.com/0743.htm)
Silvia Grases


Esta presentación sobre mi experiencia de trabajo en institución se apoya en una comentario de Jacques-Alain Miller en el colofón de las jornadas de PIPOL 3, cuando, en relación al par psicoanálisis puro/psicoanálisis aplicado y a las innovaciones en este campo de los CPCT (Centro Psicoanalítico de Consultas y Tratamiento), se refiere a una oposición entre el concepto de encuadre y el de discurso. Abandonar la idea de encuadre y apostar por el discurso psicoanalítico, permitió a Miller bromear sobre el "psicoanálisis como una instalación móvil". Esta pequeña broma de Miller podría definir en el fondo la experiencia de trabajo que como psicoanalistas desarrollamos en una institución que reúne a personas afectadas por hemofilia y otras coagulopatías de la sangre.

La forma de la Asociación es también fundamental para presentar esta experiencia de trabajo, en tanto es la vía del vínculo por identificación al rasgo de la hemofilia la que caracteriza la pertenencia a la institución. No todas las personas diagnosticadas se asocian. Aquellas que lo hacen, privilegian la identificación a la hemofilia en un contexto determinado. Cada asociado hace un uso particular de la asociación y establece una relación singular con ella. Para algunos, la Asociación es un lugar que permite una inscripción en un grupo social; para otros, se trata de un Otro de la garantía, referente de confianza a la hora de dirigir sus consultas o contrastar informaciones; y así sucesivamente.

En las demandas que recibimos en el Servicio de Psicología constatamos que la identificación a la hemofilia puede ser tarjeta de presentación del sujeto y explicación del malestar subjetivo, bloqueando entonces las posibles preguntas y enunciaciones del sujeto. Lo vemos por ejemplo en las visitas con niños. Recuerdo el caso de un niño de 6 años cuyos padres consultaron en el Servicio debido a su conducta agresiva en la escuela. En las primeras visitas el niño mostró claramente que no quería venir. Le pregunté por qué pensaba él que venía y su respuesta fue "no quiero venir a hemofilia". Mi intervención fue preguntarle: "¿Hemofilia? ¿Qué es eso?". Me respondió entonces con gran sorpresa: "¿pero tú no sabes qué es hemofilia?". Fue una intervención que consiguió agujerear un poco la uniformidad de la identificación y el saber estandarizado que se le supone, lo que permitió a este niño empezar a decir sus propias palabras. En primer lugar, su propia explicación particular sobre la hemofilia, que permitía además comenzar a entrever lo velado en su síntoma: "Hemofilia es que te pinchen".

Conviene introducir aquí una breve explicación sobre la hemofilia, así como sobre las coordenadas que marcan la creación de un servicio de psicología en una Asociación de afectados que ya existía desde hacia varios años. La hemofilia es una coagulopatía congénita hereditaria, ligada al sexo, de forma que es transmitida por las mujeres, a las que se denomina portadoras, mientras que son los varones los afectados. La causa de esta coagulopatía es un déficit de uno de los factores de coagulación de la sangre. La manifestación de la hemofilia será severa, moderada o leve, dependiendo de lo acusado que sea el déficit de ese factor de coagulación.

Sin tratamiento, la hemofilia puede producir sangrados, incluso espontáneos, que en el caso de localizarse en las articulaciones resultan especialmente graves, pues deterioran el cartílago y pueden derivar en pérdida de funcionalidad, es decir, limitación de movilidad de brazos y piernas, cojera, invalidez, etc. A partir de los años 80 la ciencia proporciona los primeros tratamientos de la hemofilia en forma de crioprecipitados, derivados de plasma humano que se infunden cuando aparece un episodio hemorrágico elevando así el nivel de factor de coagulación en sangre. La euforia con la que se recibió este éxito de la ciencia duró poco tiempo, justo hasta descubrir que el tratamiento a base de plasma humano resultaba ser también una vía de transmisión de infecciones muy graves e incluso mortales, como las hepatitis o el sida. El tratamiento que había de curar se convierte en causa de enfermedad y muerte. El Otro de los cuidados revela su inconsistencia y, para algunos, se vuelve decididamente persecutorio.

Es en estas circunstancias que nace el Servicio de Psicología en la Asociación, por tanto, como respuesta ante la aparición traumática y devastadora de lo real de la muerte.

Algunos asociados demandan ser atendidos en el Servicio porque consideran que ese es el mejor lugar al que dirigir su demanda. Es el caso de los padres de un chico de 15 años, que consultan en el Servicio después de haberse tratado en otros centros debido a serias dificultades de aprendizaje. Javier es adoptado tras fallecer sus padres, a causa del contagio de sida del padre a través del tratamiento de la hemofilia. Precisamente fue durante el embarazo de Javier que los padres supieron de la infección de sida. Esta noticia causó en el padre un profundo rechazo hacia el bebé. Tras la muerte de los padres, la hermana de Javier toma el relevo de la posición paterna y recuerda constantemente al hermano que los padres adoptivos no son sus padres de verdad. Sin embargo el niño nunca hace preguntas sobre su historia. En la escuela aparecerán tempranamente dificultades para aprender y el diagnóstico de "trastorno por déficit de atención", por el que Javier es tratado en diferentes lugares, sin resultados. Una frase del tutor en una entrevista con los padres adoptivos, "Javier no es feliz", les hace sentir cuestionados como auténticos padres del niño y decide al padre a romper con la serie de centros de tratamiento del déficit de la atención y consultar en el Servicio, explicitando "creo que es el único lugar donde se puede comprender nuestra historia". Lo que se jugó en el fondo en este caso fue la posibilidad de adopción tanto por parte de estos padres como de este hijo. De la adopción que finalmente pudo ser se derivaron efectos subjetivos respecto al saber y a las dificultades de aprendizaje, que este chico pudo superar en buena medida, conservando, eso sí, un punto de no-saber en su relación con la hermana, solución particular del sujeto que le ha permitido abrirse al saber en otras áreas y mantenerse al mismo tiempo alejado del riesgo de descompensación.

En el servicio de Psicología nos prestamos a un uso. Entendemos que nuestra función no puede hacerse encajar en el encuadre de un trabajo terapéutico encerrado en la consulta de la que disponemos en la asociación, sino que pretendemos hacer existir el discurso del psicoanálisis en el seno de la institución. En nuestro quehacer diario atendemos demandas de tratamiento, pero también salimos de nuestra consulta y circulamos por la asociación, por el hospital, participamos en las conversaciones con la junta, con el equipo médico y de enfermería, en los materiales de difusión, en las reuniones, haciendo existir el discurso psicoanalítico. Asumiendo la responsabilidad de interlocutores, proponiendo una escucha diferente pero sobre todo, necesariamente ligada, como dice Miller, a hacer del psicoanálisis un lugar de respuesta.

Por ejemplo, en una ocasión, en una visita a las colonias de verano que organiza anualmente la asociación, el equipo es convocado a realizar una sesión "in situ". Un niño, que participa por primera vez en las colonias, quiere regresar a su casa. La demanda de los monitores al equipo es que hablen con el niño para ayudarlo a que pueda quedarse. En la sesión improvisada el niño da cuenta de su imposibilidad, de las estrategias que él mismo ha seguido para poderse quedar, de la dificultad de separarse de su madre a la que supone llorando, tal como vio por la ventana del autocar cuando marchaban. La cara llorosa de la madre se le aparece al niño en los momentos en que juega o se relaja para dormir, imposibilitándolo todo. Se queja de que no le permiten hablar con su madre, y se le propone hablar con los monitores para que pueda realizar esa llamada. Se respetará igualmente su deseo de irse si es lo que quiere. Efectivamente, él no puede quedarse ahora, no es su tiempo, y se devuelve esta conclusión a los monitores. Éstos se verán enfrentados ahora a aceptar que por primera vez un niño marche de colonias, expresando su sentimiento de fracaso pero también asumiendo que en el trabajo uno por uno, no para todos los niños es bueno quedarse, que los tiempos subjetivos son diferentes.

Esta transmisión del discurso psicoanalítico permite que tengan lugar operaciones particulares en el seno de la asociación. En las mismas colonias, ha podido participar un chico que pidió participar pero que por edad no podía ya asistir. Se trataba de un chico con dificultades que asiste a una escuela de educación especial y que no podía tampoco participar como pre-monitor, que es una vía posible para otros chicos. En las categorías existentes, este chico no encajaba. Se consultó la situación con el equipo, había disposición por parte de la organización de las colonias para encontrar una manera particular, acorde con este chico, de que él pudiera participar, pero ¿cómo ofrecerle un lugar de inserción? Había que tener en cuenta la organización de las colonias, que necesariamente impone unos límites, pero también el deseo de acoger la petición del chico. La cuestión se zanjó de la siguiente manera: se le permitía al chico participar durante unos días (no la totalidad del tiempo que duran las colonias), mientras que el lugar que él iba a ocupar fue nombrado por él mismo: "ayudante".

Estas experiencias en institución nos conducen a formular una pregunta en la conclusión de esta presentación: "¿nos insertamos nosotros, los analistas?". Porque pensamos que para los psicoanalistas también se trata de querer estar en estos lugares para poder volver operativo un discurso.

Se trata de salir de un encuadre para llevar un discurso, el discurso psicoanalítico, a las instituciones en las que los analistas trabajamos. Pensar el psicoanálisis en términos de discurso es lo que permite hacer de él, como decía Miller, una instalación móvil. Porque partiendo del psicoanálisis como discurso podemos tomar la afirmación de Lacan, que decía que el psicoanálisis sólo podrá existir mientras haya psicoanalistas, para poner a prueba su reverso, es decir, para intentar hacer existir el psicoanálisis allí donde haya un analista.



* Intervención (resumen) en la Jornada Sábados de la Orientación Lacaniana, organizada por la Comunidad de Catalunya de la ELP bajo el título: "Clínica y pragmática de la desinserción en psicoanálisis". Barcelona, 24 de Noviembre de 2007.