29.10.08

Taller de Psicoanalisis y Medicina

El 14 de Octubre nos reunimos en el taller de Psicoanálisis y Medicina, que forma parte de los Grupos de Investigación del Nucep (www.nucep.com). Le hemos dado el estatuto de Taller por un doble motivo:

1º) Para restarle la solemnidad que impone el termino "investigación" y que por el momento, en esta experiencia aún germinal, solo podría actuar como un imperativo paralizante.
2º) Porque queremos poner el acento en la creación de las condiciones propicias para que una serie de personas que pertenecemos al campo del psicoanálisis, al de la medicina o a ambos al mismo tiempo, podamos encontrar un espacio donde hablar de los problemas clínicos que nos acucian, las reflexiones que nos suscitan y también de la teoría que puede venir a esclarecernos.

La medicina tiene siglos de historia, el psicoanálisis nació hace poco mas de cien años, pero ambos necesitan una puesta a punto permanente y acorde al cambio de los tiempos y, consecuentemente, a la transformación de los síntomas que de ello se deriva.

La apuesta, entonces, es que podamos generar un espacio común entre psicoanálisis y medicina, pues a fin de cuentas las dos disciplinas se ocupan del sufrimiento de ese sujeto que habla, también llamado ser humano.

Partiendo de la base de que el único cuerpo que el ser humano puede sentir como propio es aquel que está enredado por el lenguaje, afirmamos que cualquier intento de separar el organismo, en su pureza, del ámbito contaminante de la palabra está condenado al fracaso. Ni nuestros sufrimientos, ni nuestras satisfacciones escapan a la acción del lenguaje. Es por este motivo que cada época con el discurso que le es propio, produce nuevas respuestas sintomáticas con sus epidemias características (patologías de la imagen, adicciones, fibromialgias, etc).

Con este enfoque del Taller, tuvimos nuestra primera reunión el martes 14 de octubre. La cantidad de participantes, numerosa, y la mayoría de ellos médicos de distintas especialidades, dibuja un panorama heterogéneo en el que todos podremos nutrirnos de las distintas aportaciones clínicas de los demás.

Un eje común nos servirá de guía para no perdernos en nuestra trayectoria: la conferencia de Jacques Lacan sobre Psicoanálisis y Medicina.

El Taller, como dijimos antes, se plantea como una experiencia inicial cuyo primer objetivo es crear las condiciones de un trabajo común. Fue interesante, al respecto, las diferentes visiones que se manifestaron, pues mientras unos veían una linea de continuidad entre la medicina y el psicoanálisis, otros hablaban de lineas asintoticas e incluso paralelas. Quedó claro que la función del medico no consiste en convertirse en psicoanalista de sus pacientes, sino en conocer los fundamentos de la subjetividad y el malestar humano para que pueda acoger de otro modo la demanda que se le dirige. Eventualmente, su escucha de la causalidad psíquica debe permitirle orientar al paciente hacia un tratamiento propiamente psicoanalítico.


Se habló también de la preocupación por las nuevas generaciones de médicos a los que se les adoctrina para cumplir una tarea fundamentalmente científica, lo que se traduce en su nulo interés por nada que vaya más allá de las mediciones objetivas. Se está perdiendo, por otra parte, la función tradicional del medico en aras del ideal técnico y paradojicamente el semblante del profesional de la medicina es cada vez más denostado y hasta atacado por los usuarios de sus servicios. Convertido en un mero expendedor de medicamentos algún participante mostró el malestar que esto produce y la necesidad fundamental de encontrar un discurso que les permita trabajar con un nuevo horizonte clínico.


Muchos son los temas que hemos proyectado abordar a lo largo de las ocho reuniones que tendremos durante este curso 2008-2009. La concepción del cuerpo, tal y como es planteada por Jacques Lacan, será el pivote al rededor del cual giraran tanto las exposiciones teóricas como las presentaciones clínicas.

La próxima reunión, donde comenzará propiamente el trabajo del Taller, tendrá lugar el martes 11 de noviembre de 19,30 a 21 horas.


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20.10.08

La "Otra Psiquiatría".

"El delirio es una tentativa de curación, y la persecución, la única compañía del paranoico". Lo dijo Sigmund Freud y se trata de una afirmación en la que los profesionales que practican la Otra psiquiatría creen a pies juntillas. Se distancian del maridaje actual entre la psiquiatría y la farmacología y defienden que los pacientes son sujetos singulares a los que es necesario guiar. En definitiva, defienden la revitalización y extensión del ahora tan polémico psicoanálisis partiendo de su ejercicio en las instituciones públicas sanitarias.

Sigmund Freud revolucionó la clínica psiquiátrica, que durante la primera parte del siglo pasado se ocupó de la estructura de la locura y de buscar sus causas. Sin embargo, hoy el discurso farmacológico ha logrado imponerse y los pilares de la psiquiatría son el tratamiento biológico y la terapia cognitivo conductual. La receta de la Otra psiquiatría consister en combinar los fármacos con un tratamiento oral, que devuelva al demente su individualidad y la responsabilidad sobre su locura."En la Otra psiquiatría confluye la amistad, el interés por el estudio de la psicopatología psicoanalítica y el trato con el loco. No es ninguna asociación, no tiene miembros ni socios", describe José María Álvarez, especialista en Psicología Clínica del Hospital Psiquiátrico Doctor Villacián, de Valladolid, escritor y uno de los mentores de este movimiento. "Nuestro punto de vista -continúa- es que dentro de cada loco hay alguien que trata de reequilibrar su locura. Por tanto, no es un ente abstracto, sino un sujeto singular al que hay que guiar y apoyar en su propio trabajo de recuperación".

La clave de este pensamiento y de esta manera de trabajar es que el loco es responsable de su locura y de aceptar ayuda . "Nosotros defendemos que se puede generalizar la oferta porque son pacientes graves pero pueden elegir. De todas formas, muchas veces no quieren; yo soy psiquiatra de la Seguridad Social en Vigo y recibo 20 pacientes al día, de los cuales la mayoría sólo quieren pastillas", explica Pepe Eiras, psiquiatra del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo (Chuvi). José María Álvarez matiza: "Hay dos tipos de tratamiento: uno busca que la gente siga dormida y no piense en nada, y otro intenta que despierte y sepa algo de lo que le pasa. Nosotros creemos que esta segunda vía es la mejor, pero respetamos a los que no quieren saber nada".

Historia del movimiento.
Las personas vinculadas a la Otra psiquiatría son psicoanalistas, psiquiatras y psicólogos clínicos que trabajan en servicios públicos de Salud Mental. Orientados por la enseñanza de Lacan, estos especialistas apuestan por la revitalización y extensión del psicoanálisis en las instituciones públicas sanitarias. El movimiento surgió hace unos años en el Hospital Doctor Villacián, de Valladolid. Junto a José María Álvarez, desempeñaron un papel muy relevante Fernando Colina y Ramón Esteban. En 2004, la iniciativa superó el ámbito local cuando se sumaron Pepe Eiras y Chus Gómez, actualmente jefa de sección del Hospital Doctor Cabaleiro Goás, de Toén (Orense), una de las instituciones públicas españolas en las que se ha implantado un método diferente.

No al antojo comercial.
Estos especialistas opinan que la psiquiatría actual gira en torno al positivismo científico y que ha dado la espalda al deseo de saber sobre la locura, enterrando la curiosidad y despreciando la inteligencia. A su juicio, hoy la industria farmacéutica dicta a su antojo comercial las vicisitudes y el modelo de los síntomas. "No es que aquí hagamos psiconálisis, sino que la escucha psicoanalítica orienta el trabajo en equipo", aclara Chus Gómez sobre los métodos del hospital psiquiátrico de Orense. Se trata de un abordaje que respeta la particularidad de cada persona, que no se queda en la superficie sino que se adentra en la historia vital del paciente. Gómez explica cómo se trabaja en Toén: "Mi escucha está orientada por el psicoanálisis. Tratamos de insertar la biografía del paciente en lo que ocurre, de hablar, de escuchar; intentamos el trato, el pacto".Cuando hablan de resultados, no tienen dudas: "A nivel estadístico, algunos estudios internacionales indican que con este tipo de terapia -fármacos más tratamiento por la palabra- los resultados son un 50 por ciento mejores", asegura Pepe Eiras.Uno de los principales beneficios "es que el paciente está más conforme consigo mismo, sufre menos y sus síntomas le permiten vivir mejor", añade José María Álvarez. También aumenta su capacidad de relacionarse con los demás haciendo posible su salida de un centro psiquiátrico. Sin embargo, Gómez advierte de que "no todos los pacientes pueden hacer algo con su locura”. En este sentido, Eiras resalta que estas terapias requieren de un mayor compromiso por parte de los enfermos, lo que no es fácil de conseguir.
De todos modos, la práctica de la Otra psiquiatría se traduce no sólo en el estado de los pacientes sino en la dinámica de las instituciones y en el ambiente que se respira cuando se cruza la puerta de entrada. "Toén es hoy un hospital psiquiátrico moderno", insiste Eiras. Salvo las rejas colocadas en las ventanas, nada hace recordar el rancio ambiente de esos viejos psiquiátricos tantas veces llevados al cine en este complejo abierto en 1959 y en cuyo recorrido las sensaciones no distan mucho de las que surgen cuando se transita por cualquier centro hospitalario.Como en otras muchas instituciones psiquiátricas, Toén se regía en el pasado por un discurso cerrado, resistente al cambio y apegado a las normas. La influencia de la Otra psiquiatría ha provocado un giro que posiblemente ya no tiene retorno. "Los pacientes están más apaciguados y vivos; la institución se ha dulcificado", confiesa satisfecha pero con discreción Gómez, quien no tiene dudas de que el ambiente hospitalario tiene una repercusión en los enfermos.
Pero existen cifras y datos concretos. Los pacientes necesitan menos medicación y, por ejemplo, en el último año la institución orensana ha ahorrado 20.000 euros en fármacos. Se pueden externalizar un número considerable de pacientes y, de hecho, en los últimos doce meses han abandonado el hospital alrededor de 30 personas, algunas con 10 y 15 años de antigüedad; el caso más llamativo es el de un paciente que llevaba viviendo entre estas paredes 39 años. Prácticamente han desaparecido las contenciones mecánicas y se han reducido tanto los reingresos como los pasos al acto (intentos de fuga, consumo tóxico, etc.)."Los pacientes toman sus propias decisiones"Alcira Cibeira es una psiquiatra joven que hace dos años terminó su residencia en el Servicio de Psiquiatría del Complejo Hospitalario de Orense.
Como los demás, en ese período de aprendizaje realizó una rotación de cuatro meses en Toén. "Todo el mundo trataba de que el mes de vacaciones coincidiese con esta rotación y estar lo menos posible aquí", reconoce esta especialista que ahora forma parte del equipo de psiquiatría de este centro. "Yo pensaba en pacientes crónicos, no rescatables, así que cuando Chus Gómez me llamó para que me incorporase al proyecto dije que no", recuerda. Pero cambió de opinión: "Me sorprendió su manera de trabajar, me quedé alucinada con su forma de tratar a un paciente conflictivo".
Cibeira asegura que se han producido muchos cambios, algunos muy sutiles y otros muy radicales: "Desde que algunos pacientes dejaron de beber de manera compulsiva hasta que ahora ellos toman sus propias decisiones, tienen más margen de maniobra".

Vocacion docente.
Hay que destacar que la Otra psiquiatría es una iniciativa con una vocación docente, ya que en los servicios hospitalarios de las instituciones públicas se forma a futuros especialistas en Psiquiatría y Psicología Clínica (MIR y PIR). Así, el Hospital Cabaleiro Goás imparte un seminario de psicoanálisis cada dos semanas, en el que participan prácticamente todos los residentes del área de Orense y también de otras áreas sanitarias próximas.'Loco' describe una manera de entender el mundo
Los profesionales vinculados a la Otra psiquiatría abogan por la recuperación de algunos términos, una muestra más de una concepción distinta de la Psiquiatría. Siempre se refieren a sus pacientes como "locos" porque defienden que es una palabra muy digna que atribuye a la persona una manera de entender el mundo. "Hablamos de loco, pero no en sentido peyorativo, sino para devolverle su dignidad", explica Chus Gómez.Lo mismo ocurre con "histeria".
José María Álvarez recuerda que es uno de los términos médicos y clínicos más antiguos de la historia de la humanidad y que el lastre que tiene de injurioso ha acabado con el concepto. "Sin embargo, es un término muy específico y que tiene una utilidad clínica indudable. Histeria quiere decir insatisfacción y la apuesta de una persona por seguir insatisfecha. Es una palabra que no tiene nada que ver con estar de los nervios o con que la vida te desborde y te pongas a gritar".

Maria Lagoa, referido en Diariomédico.com

12.10.08

Entrevista a Luis Salvador López Herrero.








«Todos tenemos una imagen ficticia construida a lo largo de la vida»





Luis Salvador López Herrero
Médico, psicoanalista y escritor




El escritor leonés José María Merino ha presentado en El Corte Inglés el libro de este psicoanalista, titulado "Mito y poesía en el psicoanálisis. Una experiencia a lo real".

Médico de atención primaria, Luis Salvador López Herrero cree en el poder curativo de las palabras. Lleva años profundizando en el psicoanálisis y, fruto de ello, es su nuevo libro, titulado Mito y poesía en el psicoanálisis. Una experiencia a lo real, que se ha presentado en El Corte Inglés de la mano del escritor José María Merino, el psicoanalista Gustavo Dessal, la escritora Cristina Peñalosa y el propio autor.
López Herrero, autor del ensayo "La cara oculta de Salvador Dalí", asegura que nadie es lo que parece...-

¿Es posible curar con las palabras?-
Por supuesto. Que las palabras alivian el malestar humano es una hecho conocido desde la antigüedad; sin embargo, no sabíamos cómo lo conseguían. Justamente, el psicoanálisis descubriría con Freud y Lacan que es porque los síntomas están estructurados a base de palabras, por lo que la propia palabra puede resolver el síntoma.-

Excepto Woody Allen, que siempre habla de su psicoanalista en todas sus películas, ¿no cree que el psicoanalista está denostado?-
Pero ¿cómo insistir nuevamente en que el psicoanálisis está denostado cuando todos los medios y foros no dejan de hablar de él? Mi impresión es que tanto Woody Allen como nuestra sociedad actual no pueden desprenderse del influjo del psicoanálisis, porque hay un punto de verdad en su discurso. Además, en nuestro país, siempre se ha querido enterrar al psicoanálisis sin haber conocido suficientemente su mensaje.-

El psicoanálisis es una labor de años y la gente suele querer resultados inmediatos, ¿cuál es su experiencia? -
No es cierto que el psicoanálisis no consiga resultados, llamémosles rápidos. Hay pacientes que alcanzan en pocas entrevistas un alivio de su malestar e incluso una orientación franca a su problema. Lo que sucede es que un analista no se deja seducir por los efectos rápidos de un tratamiento, sino que pretende conseguir una relación distinta del sujeto con ese modo de sufrir que ha precipitado su malestar inicial. Y esto lleva su tiempo.-

¿Cuál es el fin último del psicoanálisis: ser más feliz o simplemente conocerse uno mismo?-
El conocimiento de uno mismo a lo largo de la travesía analítica es una consecuencia de la experiencia, no un fin en sí mismo. Lo más importante es alcanzar una relación diferente con la vida y su malestar. Porque para nuestros pacientes la vida o el hecho de vivir es un problema. En este sentido, el psicoanálisis es un instrumento que ayuda a vivir y a disfrutar la vida de un modo completamente distinto.-

Parece lógico que alguien que cree en el poder curativo de la palabra escriba un libro, ¿es esta la finalidad de su ensayo «Mito y poesía en el psicoanálisis»?-
Es cierto que para mí la escritura es un instrumento que me ayuda a disfrutar la vida y a paliar su propio malestar. Sin embargo, mi intención ha sido querer transmitir mi experiencia con el psicoanálisis después de tantos años dedicado a él. En este sentido, es un texto donde, de modo crítico, interrogo al psicoanálisis y su experiencia para indagar cómo y por qué cura y de qué cura verdaderamente.-

¿Qué tiene que ver la poesía con el psicoanálisis?-
Me gusta denominar al paciente, ya en análisis, como sujeto supuesto poeta. ¿Por qué? Pues porque cree en el valor de las palabras, en el equívoco que éstas pueden producir, en sus propias resonancias, en el valor de las metáforas...

¿No es esto mismo lo que se consigue en la poesía con el juego de las palabras y su encantamiento?-¿Le gustan más los relatos de José María Merino o los que le cuentan sus pacientes?-
Sinceramente, me seducen y divierten más los relatos de mi amigo José María. Las narraciones de mis pacientes son escuchadas más bien desde una atención rigurosa que busca desvelar esa verdad que resuena entre las palabras.-

¿La relación psicoanalista-paciente es para toda la vida?-
No necesariamente. Es más, un análisis lacaniano camina hacia la disolución de esa relación a través de lo que se denomina el fin de análisis. Lo que sucede es que hay pacientes que por su gravedad con la vida precisan de un encuentro indefinido con un analista. No obstante, en medicina hay muchas enfermedades que requieren un seguimiento de por vida y nadie repara en esto.-

¿El psicoanálisis es para gente corriente o sólo para individuos con personalidades «torturadas»?-
¿Quién ha dicho que la «gente corriente» no se siente y vive de forma torturada en silencio? La ansiedad, la tristeza, las dificultades con la vida, las problemáticas de pareja, las preguntas por el hecho de vivir... Todo ello es un modo de tortura cotidiana para muchas personas que bien podría apaciguarse, de alguna forma, con un tratamiento analítico, es decir, hablando e interrogando sus problemas.-

¿Tiene el «vicio» de psicoanalizar a todo el mundo?-
En absoluto. Aunque es cierto que el trabajo de analista te permite captar de forma sutil muchas cuestiones, sin embargo, en mi caso, solamente trabajo y analizo en mi consulta.-

¿Nadie es lo que parece?-
Efectivamente, el supuesto ser no es la imagen, pero el problema es que no sabemos quien somos verdaderamente. En este sentido, todos tenemos una imagen ficticia (el yo) que ha sido construida a lo largo de la vida. Lo interesante es que la manera en cómo los demás nos perciben igualmente está influenciada por esa lente ficticia que configura las imágenes. Todos estamos insertados en un mundo de imágenes ficticias. Y para conocer algo de esa verdad que está en juego y que nos hace sufrir, uno puede acudir a un analista.

entrevista recioguda de http://www.diariodeleon.es/se_cultura/noticia.jsp?CAT=114&TEXTO=7185412