28.1.10

Comentario al libro "El dolor y los lenguajes del cuerpo"

Por Joaquim Caretti.
Psicoanalista en Madrid

1.- ¿De qué se ocupa este libro?
Este libro va a pensar la fibromialgia y el dolor desde una perspectiva distinta a la consensuada por la ciencia y se entrometerá allí donde hay algo que no anda, desbrozando el camino de forma singular. Se sostiene en una prolongada práctica de atención de pacientes afectos de fibromialgia, tratados primero por médicos que posteriormente los derivaban a un psicoanalista. Todo ello dentro de un programa de investigación consensuado con los propios médicos.
La hipótesis central de este libro es que este dolor crónico, sin daño orgánico reconocible, está relacionado con la estructura inconsciente del sujeto. Que el dolor ha tomado la deriva del cuerpo, apoderándose de este y que, instalado de forma permanente, le hace la vida insoportable al paciente. Lo interesante y que dejo para el debate, es que Santiago Castellanos habla de un síntoma transclínico, es decir que se puede hacer presente en cualquier estructura. Esto impide pensar a la fibromialgia exclusivamente, por ejemplo, como una manifestación conversiva en una estructura histérica. Es posible entender, entonces, a este síntoma como un “para todo uso”, lo que nos sitúa ante el enigma de la relación entre el cuerpo y el lenguaje. Nos podemos preguntar por qué este dolor crónico se manifiesta en cualquier estructura, o más bien, ¿no será que es la medicina la que, bajo su mirada fenomenológica, unifica en un diagnostico único lo que es un dolor radicalmente diferente según cada sujeto?
Entiendo que el trabajo de este libro es contestar esta pregunta ya que su intención es, en la mayor parte de los casos, horadar este significante amo fibromialgia, este diagnóstico unificador, donde todos los pacientes son iguales ante la ley médica, por más que la medicina afirme que no hay enfermedades sino enfermos. Esto no quiere decir que no haya médicos que no sigan esta máxima pero será una tarea a contra corriente del discurso científico imperante, que cree en las categorías diagnósticas a pie juntillas. Médicos que habitarán en islas en el mar del discurso dominante. Podemos apostar a hacer archipiélagos y luego un continente.

2. Un libro político
De lo que voy diciendo se deduce, a mi entender, que este libro es un libro político. Si entendemos por política lo que sostiene Alain Badiou que “la política no es la realización de lo posible sino que la política es la creación de nuevas posibilidades” podemos vislumbrar que el texto hace una lectura política de la fibromialgia que va en contra de la despolitización de la vida cotidiana, ya que lo que vivimos todos los días es justamente el reinado de lo posible y este texto se va a meter con lo imposible de un dolor que no quiere remitir, un dolor que insiste como un real fuera de sentido pero mostrando la faz más auténtica del que lo sufre. Es un trabajo clínico que no se conforma con lo posible sino que apunta a crear nuevas posibilidades como para que la palabra -vía la transferencia- penetre en el cuerpo y lo alivie. Tarea que Santiago Castellanos describe como “una operación de desidentificación del sujeto para que pudiera hablar de lo propio y de lo singular”
No es un libro inocente ya que es un corte tajante con la ideología del discurso médico: hay un sujeto dolorido que, al ser incluido en la categorización fibromialgia como un universal, queda impedido de hacer un trabajo sobre su propio inconsciente. Permanece anclado a un significante que, si bien en algún caso puede ayudar por lo dador de identidad que tiene, va a favorecer la fijación del dolor en el cuerpo. Esta política que el texto combate, política del para todos lo mismo en el terreno de lo médico, se verifica en cualquier orden de la vida: política, economía, psicología, ética, cultura, deportes, educación, higiene, religión, asistencia social están dominados por este discurso. Nada queda fuera del discurso que intenta tratar el malestar de la existencia taponándolo bajo la modalidad de la sugestión, del engaño, del storytelling, de la imposición o la violencia.
Así este texto va a sostener que hay una confrontación entre dos formas de entender el abordaje del malestar. Las terapias cognitivo-conductuales -discurso del Amo- que intentan una adaptación del paciente a su situación y el psicoanálisis que busca poner como norte de cualquier abordaje del síntoma la subjetividad del ser hablante. ¿No es esta confrontación la que vivimos también en lo social cuando constatamos cómo el discurso dominante arrasa con cualquier forma de política emancipatoria sometiendo a las masas a la miseria de una vida vivida en la soledad de su goce? Creo que sí. Por eso el discurso psicoanalítico es un discurso subversivo, no revolucionario, ya que apunta a cuestionar la fortaleza del Amo en todos los terrenos, posibilitando la construcción de lo común sin olvidar la marca indeleble del inconsciente y el goce. Por eso la posición de los psicoanalistas nunca será una posición cómoda, por más que se queden exclusivamente en sus consultas pensando que lo que hacen no tiene que ver con la política. Es el propio discurso del psicoanálisis el que va más allá de los psicoanalistas singulares.
También quiero destacar que en este libro se lee una posición ética que es la de buscar el bien decir del paciente. Busca que el que sufre puede decir bien su malestar y así encontrar las vías de su resolución, una salida nueva para la “autopista del dolor”, según la figura que se emplea en este libro.
3. El autor
Finalmente quiero decir que este libro es el fruto de la trayectoria intelectual de Santiago Castellanos, pero no sólo. Es también expresión de un derrotero de vida que va de la medicina al psicoanálisis, vía la experiencia del propio inconsciente. Es una trayectoria freudiana: del deseo de curar al no-deseo de curar, de la etiología a la causa ausente, del para todos protector a la soledad singular.

Joaquín Caretti Ríos

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