12.4.08

GRUPOS BALINT: AIRES DE POESIA EN ATENCION PRIMARIA

AUTORES
López Herrero L-S, Valbuena Gil L, Hernando San Roman C, Cabreros Prieto A, García López
M, Rodríguez Bull M, Ámez J.


En Atención Primaria los grupos Balint deben ser considerados, de forma genérica, como
grupos formativos de autoayuda en la resolución y manejo de problemas clínicos, allí donde la
relación médico-paciente, por su especial dificultad, adquiere especial relevancia y
conflictividad. Estos grupos y sus sesiones de trabajo, inscritos en el marco de la formación del
área sanitaria en León, son una experiencia que favorece la integración grupal y la mejora en la
resolución de problemas clínicos e interpersonales.
OBJETIVOS
En una época de dificultad y tensión en el campo de la relación médico-paciente, los grupos
Balint son encuentros interprofesionales que sirven para clarificar no solo la problemática
clínica que subyace en la consulta de atención primaria, sino fundamentalmente para dilucidar
todos aquellos factores emocionales, que desde el profesional y el paciente, perturban la
marcha de la propia relación. Pero también los grupos Balint tienen un carácter formativo en el
campo de la salud mental, en tanto que sirven para el desarrollo, la promoción y la difusión de
conocimientos entre sus miembros integrantes.

PARTICIPANTES
Ámez J, García López M, Hernando San Roman C, Cabreros Prieto A, Rodríguez Bull M,
Valbuena Gil L. Médicos de Atención Primaria. León.

RESPONSABLE
López Herrero L-S. Médico de Atención Primaria. Psicoanalista. León.

METODOLOGÍA
Presentación de un caso problema por uno de sus miembros integrantes. El caso se presenta
de forma oral para facilitar la espontaneidad del proceso. A partir de su presentación la
intervención del grupo busca resolver aquellos puntos de ruptura que impiden la marcha de la
relación médico-paciente. Las conversaciones son dirigidas a partir de la presencia del
coordinador del grupo que ejerce funciones de orientación y catalizador del proceso. Teniendo
en cuenta la dinámica grupal es conveniente mantener una cierta periodicidad (1 sesión/
2horas/mes) y continuidad entre sus miembros, a fin de facilitar los lazos interpersonales. El
grupo constará entre seis y ocho participantes. No hay, en principio, fecha de conclusión del
grupo quedando ésta sujeta a la propia dinámica grupal.
CONCLUSIONES
Los grupos “Balint” son una instrumentalización del pionero trabajo con médicos de Michael
Balint, bajo la lente y la escucha psicoanalítica. En este sentido es un dispositivo, innovador y
pionero, creado para dar la palabra a los médicos y su malestar, no sólo con el fin de abrir la
subjetividad en el campo de la Medicina, sino también para tratar de cernir lo que, en
ocasiones, la “práctica-objeto de la demanda” encubre y distorsiona. Pero también es un
espacio y un paréntesis, en la práctica clínica, para que la palabra circule “libremente” con
relación a todos aquellos problemas, supuestamente clínicos, que asedian y angustian en la
actualidad a los profesionales, y que suponen un desgaste innecesario.

TEXTO
A lo largo de este último siglo el avance en el conocimiento y el tratamiento de las
enfermedades, en el seno de la Medicina, ha sido imparable. Los pacientes y los médicos
asisten, hoy en día fascinados, al hechizo de una técnica que promete lo imposible. Ambos han
glorificado, rompiendo moldes de antaño, el uso rutinario de pruebas técnicas y elixires
químicos de todo tipo, en un intento por apresar y calmar la esencia de un mal que en
ocasiones se escapa, pero también para anular cualquier atisbo de subjetividad. Sin embargo,
hay algo que no funciona, y los médicos y los pacientes lo sufren. Y es que a pesar del avance
tecnológico los médicos asisten ahora, desconcertados, a demandas vertiginosas e insaciables
que cortocircuitan su presencia a la vez que la reclaman. Es el vértigo imparable de demandas
que resultan imposibles de acotar con los mismos instrumentos que los han alimentado.
Por su parte, en su intimidad fantasmática, el médico recuerda y anhela, hoy más que nunca,
ese rol omnipotente y liberal que le fue otorgado a lo largo de la historia, asediado ahora por
una época que insiste en el declive de toda autoridad. Pero es un hecho: el médico sufre hoy,
especialmente, las coordenadas de nuestra época (sociedad de consumo, caída de los ideales,
cuestionamiento de las posiciones de autoridad...), confrontado ante una clínica que se le
resiste y frente a un paciente que incomoda su saber, demanda con insistencia y denuncia su
falla. Nunca la angustia, la desidia, el temor, la rutina, la culpa y la desesperanza, habían
acechado tan abiertamente al médico en su práctica clínica. Incluso se etiqueta ya, con un
nuevo nombre, todo este desconcierto particular: síndrome del quemado profesional (síndrome
born out).
¿Qué puede aportar, en este contexto, los grupos Balint a los médicos, a la Medicina y
también a las instituciones, en una época marcada por la normativización y el furor sanandis?
En primer lugar hay que plantear que el callejón sin salida que vive el médico en la
actualidad, es un efecto de su insistencia por responder a demandas que se ubican bajo la
lógica moderna del “todo es posible”. Porque la insatisfacción del médico da cuenta de la
confrontación con aquello que no se satisface entre la demanda y su objeto.
Sin embargo, en un contexto sociocultural donde la salud forma parte del mercado de
consumo, las demandas de los pacientes se hacen interminables porque están sostenidas en
la inercia de un discurso que promete lo imposible. El médico, como paladín de este discurso
de la ciencia, es reo de la propia situación, pero también es el guardián de un discurso que
rechaza la subjetividad y enmarca su respuesta en una omnipotencia que ha labrado su
imagen.
Ahora bien: esta insistencia por responder a cualquier demanda mediante un objeto, es el
resultado de una posición que está sostenida, justamente, a partir del brillo que supuestamente
otorga el saber. De ahí ese slogan: sólo el que tiene está en disposición de dar todo aquello
que desde la demanda se cuela como pedido. Precisamente, si la formación médica está
encaminada a responder de forma automática a la demanda, es porque su posición se ha
construido desde el lado de la omnipotencia y de la completud del saber. De ahí el valor que
adquirirá en su práctica, tanto el éxito como la curación a ultranza de cualquier síntoma. Algo
que en Atención primaría se torna como imposible.
Es, justamente, esta imagen de dominio y éxito, la que nos ilustra la historia del médico en la
lucha contra el malestar, pero también su angustia y desconcierto frente a todo aquello que se
muestra resistente en términos de saber.
No obstante, el médico es también ahora, una vez que la Ciencia obtura cualquier dimensión
subjetiva en favor del trozeamiento del cuerpo, el garante de un sistema que insiste en dar
salida al malestar a través de una certeza: cada demanda tiene su objeto prometido, cada
queja tiene su prometida curación. Es el propio discurso de la Ciencia, sostenido ahora por un
mercado que todo lo ofrece, quien deposita en el médico una varita para acallar, siguiendo el
eslogan de la OMS, todas las quejas bio-psico-sociales.
El resultado ya lo conocemos: en el escenario de armonía prometida reina, en ocasiones, la
insatisfacción, el malestar y el rechazo, tanto en los pacientes como en los médicos.
Entonces ¿qué pueden aportar los grupos Balint a esta práctica médica sin límites?
Sin duda: un corte, un paréntesis, un espacio para la palabra y su escucha, y también, la
creencia en el valor del síntoma como una función vital para el paciente.
¿Cómo definir, entonces, los grupos Balint? Los grupos Balint, en Atención Primaria, deben
ser considerados, de forma genérica, como grupos formativos de autoayuda en la resolución y
manejo de problemas clínicos, allí donde la relación médico-paciente, por su especial dificultad,
adquiere especial relevancia y conflictividad. Estos grupos y sus sesiones de trabajo, inscritas
en el marco de la formación del área sanitaria en León, son una experiencia que favorece la
integración grupal y la mejora en la resolución de problemas clínicos e interpersonales.
Y es que, en un momento histórico, en donde cada vez es más frecuente escuchar
comentarios y trabajos que apuntan, tanto a las dificultades de la relación médico-paciente
como a los problemas del profesional con relación a su práctica (falta de motivación, desidia,
desilusión o carencia de expectativas), era necesario realizar institucionalmente algún tipo de
intervención.
Fue en este contexto cómo surgió la propuesta de un grupo de autoayuda, de carácter
formativo y de desarrollo personal en la resolución de problemas clínicos, así como para el
manejo de relaciones y situaciones conflictivas en la práctica clínica. De este modo tanto los
problemas de comunicación en el contexto de la relación médico-paciente -o las dificultades
diagnósticas en el ámbito clínico o interpersonal-, como el encuadre de situaciones conflictivas
o los propios aspectos personales que distorsionaban la propia relación, eran aspectos que
podían ser abordados. Estaba en juego no sólo el ámbito de un “saber hacer” del profesional
en su práctica, sino también el logro de una herramienta muy necesaria para un funcionamiento
con calidad en Atención Primaria: la satisfacción afectiva tanto del profesional como del
paciente.
Si bien es éste el cometido esencial de los grupos Balint, vamos a tratar de describir
someramente, cómo funcionan sus participantes en este dispositivo.
Básicamente uno de sus integrantes describe un caso problema –preferentemente de forma
oral para facilitar la espontaneidad- que va mostrando en su discurso los puntos de tensión y
ruptura. Los temas a abordar pueden ser problemas de índole puramente clínica o de
comunicación, o bien, acerca del manejo de una determinada situación conflictiva.
No obstante cabe indicar que, en tanto el caso que se presenta es siempre el caso del
profesional que lo relata, en sus palabras se puede ir transcribiendo todos los factores que
concurren y distorsionan la percepción que él propio profesional obtenía del caso. Una vez
expuesto -y tras las oportunas y pertinentes preguntas o aclaraciones por parte de sus
integrantes-, se establecen diferentes intervenciones que buscan ir aclarando aquellos factores
que perturban, entorpecen o dificultan el ámbito y el manejo de la relación. En todo momento la
presencia del coordinador del grupo ejerce funciones de sostén, dirección y cohesión, que
facilitan el despliegue de las palabras y un cierto grado de contención del proceso.
Es evidente que en un contexto receptivo y contenedor, como es el grupo Balint, el
profesional tiende a sentirse aceptado y escuchado, mitigándose así, esa soledad inherente
que el profesional sostiene en la resolución de sus problemas diarios. El resultado es, por un
lado, la liberación del caso conflictivo por parte del profesional, al poder ir modificando la
posición que él mismo mantenía en la relación, a la vez que se facilita la adopción de medidas
más efectivas, esto es, menos ansiógenas o conflictivas.
Aun cuando, en algunas ocasiones, no se pueda cambiar la naturaleza del problema -por
sus circunstancias específicas o por la gravedad caracterológica del paciente- sin embargo, lo
que sí se puede modificar es la posición que el profesional mantenía, hasta ese momento, con
respecto a esa relación o situación conflictiva. De este modo se obtiene una mayor
comprensión de la situación, una mejora en calidad de la relación, un mayor refuerzo en su
propio trabajo y fundamentalmente una menor reactividad hacia esa situación potencialmente
ansiógena.
No cabe duda que el profesional integrado en este tipo de encuentros sale fortalecido -en
tanto que puede ir elaborando los diferentes puntos conflictivos o problemas que se suscitan en
su propia práctica clínica-, pero también el paciente y la institución. Porque aun cuando el
grupo Balint es un trabajo pensado “para el profesional y con el profesional”, sus resultados se
van a percibir, igualmente y de forma indirecta, en el paciente, a través del contexto de la
propia relación (mayor integración de los problemas, respuestas más adaptadas a las
situaciones, menor ansiedad en la confrontación con relaciones problemáticas o la operatividad
en el manejo de situaciones conflictivas), y en la propia institución. ¿Cómo? Básicamente
porque el manejo de la toxicidad clínica con una menor carga de ansiedad y de culpa, redunda
en una mayor operatividad y satisfacción afectiva en el profesional.
De este modo el grupo Balint, en tanto fomenta entre sus participantes una integración
operativa de los diferentes conflictos o de las situaciones de especial dificultad, disminuye en el
profesional todos esos sentimientos y sensaciones que enturbian la práctica clínica -la
angustia, los sentimientos de culpa, la soledad del acto médico, la desidia o la desesperanza,
repercutiendo además positivamente en su trabajo y en su personalidad. Son aspectos, a
nuestro modo de ver, muy a tener en cuenta en la actualidad, dada la alta conflictividad que
suscita la propia relación médico-paciente.
En resumen: los grupos Balint es un dispositivo, innovador y pionero, creado para dar la
palabra a los médicos y su malestar, no sólo con el fin de abrir la subjetividad en el campo de la
Medicina, sino también para tratar de cernir lo que, en ocasiones, la “práctica-objeto de la
demanda” encubre y distorsiona. Pero también es un espacio y un paréntesis, en la práctica
clínica, para que la palabra circule “libremente” con relación a todos aquellos problemas,
supuestamente clínicos, que asedian y angustian en la actualidad a los profesionales, y que
suponen un desgaste innecesario.

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