17.3.07

NECESIDAD DEL PSICOANÁLISIS EN EL CAMPO MEDICO.

Por Joaquín Caretti Ríos (Madrid).
psicoanalista, médico y socio de la ELP.


1. Klimt

Creo que lo que le sucedió a Gustav Klimt cuando pinta el cuadro que le habían pedido para adornar el techo de la Facultad de Medicina de Viena, se entrelaza con la dificultad que tenemos para articular el discurso analítico en el campo de nuestra cultura. Le encargan que adorne con sus pinturas las Facultades de Filosofía, Derecho y Medicina. Klimt, que es contemporáneo de Freud no responde con una obra acorde con el positivismo dominante, sino que representa a la medicina bajo la forma de Higeia -la diosa de la salud griega, hija de Asclepio- y la coloca en primer plano y de espaldas a los hombres. Detrás de ella se encuentran los seres humanos, desnudos, solos, sufriendo, mostrando sus cuerpos y su sexo, embarazados, viejos, enfermos y con la muerte en medio que los cubre con su manto. De frente la ciencia y por detrás la sexualidad, la muerte, el dolor y la vida como en mundos diferentes. Este cuadro, como era esperable, no fue aceptado generando una polémica que llegó al parlamento de Austria, a los periódicos, tachado de obsceno y acusado de no abordar aquello de lo que se ocupa la medicina: prevenir y curar. Finalmente Klimt, cansado del conflicto, devolvió el dinero y recuperó sus cuadros. Estos fueron quemados por los alemanes en 1945.


2. Freud

Cuando Freud afirma que es imposible, gobernar, educar y psicoanalizar-curar, no está sosteniendo que estas tres actividades no se puedan ejercer, ya que de hecho se ejercen, sino que en su propio ejercicio se encuentran con una imposibilidad que es radical y estructural. No es tarea del psicoanálisis aspirar a corregirla como lo hace la educación, el gobierno o la religión, sino que su tarea es aspirar a habitar la imposibilidad, habitar en la imposibilidad, sabiendo que indefectiblemente fracasará. Esta imposibilidad de una respuesta universal al malestar subjetivo tiene que ver con la singularidad de la pulsión y su goce, con la certeza de que todo no es posible y de que en esta ilusión de tapar lo más genuino de si mismo, el sujeto pierde la vida.
De esta imposibilidad y su -contingentemente- habitarla se deriva la necesidad del psicoanálisis.

4. Medicina

Si tomamos en cuenta el abordaje de la subjetividad que propone la medicina, vemos que considera al individuo como evaluable, cuantificable, universalizable, plausible de ser estudiado mediante la estadística, numerable y, en alguna medida, capaz de ser pensado como una masa que hace un todo: sigue la lógica del para-todos. Por otra parte, y de forma paradójica, el individuo es impulsado a defender su individualidad y autonomía en una exaltación de su narcisismo separándolo de su propia subjetividad. Impulso a la autonomía por un lado e inclusión en la masa por el otro: ¿no es esta propuesta que propugna una individualidad sin subjetividad, una propuesta mortífera?
El psicoanálisis, por el contrario, toma en cuenta el uno por uno en su radicalidad diferencial. Esto no impide sacar de ahí conclusiones que sirvan a una universalización estructural. Pero el texto, el caso, es tratado como único e irrepetible, que es lo que es. No hay común, sino único y excepcional: otra lógica, la lógica del no-todo.


5. Unas preguntas

¿Es posible pensar un enfermar que sólo esté atravesado por la biología, la que impondría su ley en un cuerpo sin palabras?
¿O más bien habría que pensar que el enfermar es el resultado del cruce de la biología con el Otro, con el campo simbólico y que también en este terreno para el hombre no hay lo natural “puro”?
¿No es el síntoma aquello que la ciencia intenta suprimir y sofocar, lo que nos interroga abriendo los caminos de la existencia?
¿Cómo podríamos hacer para que el psicoanálisis entrara en la cuenta de la medicina?
¿Esto no es lo mismo que preguntarse cómo hacer para que entrara de manera tajante en la cuenta de la cultura?
¿No será, más bien, que el discurso analítico se sostendría en la tensión de su confrontación con los discursos que aspiran a la totalidad?
¿Será posible pensar una cultura donde la subjetividad no quede ahogada en el mar de los objetos o en las respuestas de la religión?


6. Esbozo de conclusión (política)

De cómo abordemos y presentemos el discurso analítico, su buen hacer, no sólo en la clínica sino en cualquier orden de la vida donde el malestar subjetivo se presente, dependerá que el psicoanálisis persista y pueda ayudar al hombre a tener una existencia más lúcida y, por qué no, más feliz.
Esta es su política.

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