29.6.09

fibromialgia: una experiencia de trabajo en grupo.

Maximo Recalcati. Sobre los grupos monosintomáticos (1).

Antonio Ceverino Domínguez.
Centro de Salud Mental de Hortaleza. Madrid.


De entrada hay que señalar que son escasas las contribuciones estrictamente lacanianas a la teoría de grupos, por distintos motivos. En primer lugar no debe olvidarse que la teoría lacaniana es un work in progress. La mayor parte del corpus teórico procede de la enseñanza oral de Jacques Lacan (los Seminarios), cuyo texto definitivo está siendo establecido de forma progresiva. Por otro lado el setting donde se desenvuelve de forma privilegiada una práctica inspirada en la enseñanza de Lacan ha sido la consulta privada, individual, mientras que la experiencia grupal ha sido más frecuente en el espacio institucional. Otro de los motivos que, desde fuera del psicoanálisis, se esgrimen para este aparente desinterés por los fenómenos grupales es que este se limita al mundo psíquico, al mundo interno, y que tiene una concepción de la subjetividad totalmente inadecuada para dar cuenta de la estructura social y familiar –transindividual- de la realidad humana. Sin embargo, el Freud de “Psicología de las masas y análisis del Yo” afirma que la psicología individual es desde el inicio psicología social… y el nódulo donde se constituye la subjetividad del sujeto, el complejo de Edipo, es abiertamente relacional, triangular, familiar. Lacan insiste en esta perspectiva, y afirma que el sujeto del inconsciente no tiene nada de interior, debiéndose pensar más bien como una exterioridad, como efecto de la incidencia estructural de las leyes transindividuales del lenguaje (el gran Otro) sobre el sujeto. Freud incluso expresó el riesgo de que la subjetividad humana pueda extraviar la particularidad del propio deseo alienándose en formas colectivas y masificadas de identificación.
Lacan además muy tempranamente se ocupó en términos muy elogiosos de la experiencia de trabajo con grupos de Bion en la Inglaterra de la 2ª Guerra Mundial, a la que calificó de auténtica “innovación metodológica” en un texto titulado “La psiquiatría inglesa y la guerra”. Y por otro lado, Lacan había constituido la célula básica de su naciente escuela en torno a lo que denominó cártel, un pequeño grupo de cuatro personas más una (donde el más uno –lejos de ser el lugar del saber- constituye el catalizador del trabajo del grupo, el movilizador, el punto de capitón que precipita la significación). El cártel es entonces un pequeño grupo de trabajo e investigación alrededor del cual Lacan hace pivotar a su escuela.
Han tenido que transcurrir unos años para que –salvando las experiencias del psicodrama psicoanalítico de los Lémoine en la cultura post68- se consolidaran institutos clínicos lacanianos donde se incorporaran abordajes de grupo y nos encontremos con aportaciones teóricas como las que hoy quiero presentar. Se trata del trabajo de Máximo Recalcati (2) , psicoanalista italiano que desde 1994 en ABA (Asociación para el estudio y tratamiento de la anorexia, bulimia y otros trastornos alimentarios) y desde 2003 en Jonás (Centro de tratamiento psicoanalítico de los nuevos síntomas) trabaja con abordajes de grupo sobre pacientes con problemas alimentarios, adictivos, etc.
Vamos a dedicar unas palabras a la experiencia antes nombrada de Bion. Se trata de un psicoanalista inglés que se hizo responsable de la terapia –en la Inglaterra sometida al asedio alemán durante la 2ª Guerra Mundial- de soldados con problemas psicopatológicos o corporales de base psicógena que obstaculizaban su participación activa en el frente. Como se trataba de más de 400 soldados era impensable una terapia individual, y Bion tiene el mérito de transformar esa dificultad en virtud, en ocasión, en ocasión de una innovación metodológica que para el psicoanálisis de la época resultaba casi herética.
Bion hizo efectiva la conceptualización freudiana (de “Psicología de las masas y análisis del Yo”) de masa en la distinción entre “grupo en asunto de base” (grupo animado por fantasma inconsciente) y “grupo de trabajo” (grupo orientado por un objetivo simbólico), enfatizando que existe una forma posible de vínculo social que no se reduce a la dinámica puramente imaginaria de la identificación recíproca (“Tú eres como yo, ya sé lo que soy, soy una fibromiálgica, soy una anoréxica, soy un bipolar”, etc). En la perspectiva de Freud, la masa es un modo particular de borramiento del sujeto particular bajo un significante o enseña universal que fascina al sujeto (y pone Freud el ejemplo de la Iglesia o el Ejército). Es decir, una institución que se apoya en el carisma del líder y la identificación a sus emblemas hace masa y expulsa lo particular del sujeto en esta operación en un apego recíproco de tipo especular, hipnótico. La diferencia subjetiva desaparece en una identificación común de tipo vertical al jefe carismático situado en el lugar del ideal (p.e. las comunidades terapéuticas de drogodependientes del modelo tradicional americano, constituidas por extoxicómanos reconvertidos en terapeutas y dirigidas por un director-líder, etc).
A diferencia de la masa, el pequeño grupo es un experiencia que puede garantizar la existencia de la diferencia particular, un vínculo social en identificación horizontal, que no se apoya en el ideal de lo Uno, un grupo sin jefe. Se trata en él de animar la horizontalidad de la identificación de forma autocrítica, descristalizando los estancamientos identificatorios. Aquí autocrítica se entiende como una actitud que interroga las identificaciones que ocultan lo propio en la homogeneidad imaginaria de la masa (con intervenciones del tipo de “¿cómo qué tu enfermedad?, ¿a qué te refieres cuando hablas de tu enfermedad?”).
Este pequeño grupo está sostenido por el “vínculo social reducido a la realización del objetivo común” (Bion). Y teniendo en cuenta que en la clínica del pequeño grupo existen oscilaciones:
• fases en que prevalece la identificación a lo homogéneo, el encerramiento del grupo sobre el rasgo en común (p.e. la restricción alimentaria, o el alcohol, o el dolor, etc), grupo-masa o –según Bion- grupo en supuesto de base rígido
• y fases en que prevalece la actividad de simbolización que opera precisamente sobre el material imaginario aportado en las fases de grupo-masa
Un ejemplo: Al relato de la yatrogenia de los distintos especialistas en cuyas manos se pone reiteradamente Esperanza, una paciente del grupo de dolor, sigue, meses después, el relato del abuso sexual reiterado que sufrió en su infancia y adolescencia a manos del padre.
En la fase de grupo-masa el sujeto se identifica a determinados significantes y lo interesante del trabajo grupal, lo paradójico, es que el carácter absoluto de esta identificación no es interrogado ni problematizado de entrada en el grupo (como sí ocurriría quizás en un análisis individual) sino más bien constatado como condición de entrada en el dispositivo grupal (algo así como: “Eres fibromiálgica, te duele todo, tu vida es un dolor, de acuerdo. Pasa y toma asiento en este grupo”), como “un anzuelo lanzado al mar de la identificación de masa del que se nutren los nuevos síntomas” (Recalcati). Recalcati precisa que la monosintomaticidad (es decir, la tendencia social a hacer del síntoma una identidad) es precisamente la que permite instituir el vínculo entre sujetos en el pequeño grupo. Luego, posteriormente, la cura operará sobre esta homogeneidad constatada a la entrada con el fin de extraer lo más singular del sujeto, su historia personal, lo más familiar o lo traumático. Es decir, luego, con el tiempo será el momento de recibir el síntoma en su valor de producción singular y de plantar cara a la “política comunitarista del síntoma” (3) que propone agrupamientos sintomáticos como lugares de identificación (4). Entonces será el momento de dejar claro que la homogeneidad del síntoma (que defienden los planteamientos epistemológicos que homologan los fenómenos clínicos en orden a aplicar procedimientos diagnósticos estandarizados) es una ilusión, un lazo imaginario, un espejismo. Si la monosintomaticidad garantiza al sujeto alcanzar una identidad particular por medio de una identificación universal, la ilusión del "nosotros", el psicoanalista, en sus silencios y sus puntuaciones, tendrá que ingeniárselas para deshacer esa semejanza imaginaria, apostando a que aparezca algo aleatorio, contingente, que apunte a la división subjetiva. Es decir en el grupo se trataría luego de extraer de lo homogéneo, del semejante, de lo familiar, de lo igual… de eso extraer lo diferente, lo extraño, lo ajeno, pero que al mismo tiempo es lo más propio de cada uno, siguiendo el principio freudiano de lo siniestro. Es decir, extraer de lo homogéneo, de allí donde nos fundimos con el otro en la masa, en lo familiar, extraer lo más extraño pero a la vez lo más propio, lo éxtimo. Se podría decir que el pequeño grupo permite que el sujeto descubra a través del semejante eso de sí mismo que no tolera (p.e. cuando una mujer descubre en el relato de otra que ha sido víctima de maltrato por parte de su pareja). En palabras de Recalcati: La homogeneidad deja emerger su reverso.
Un ejemplo de la clínica: Luisa es una paciente del grupo de dolor, reservada, fría, distante, sus silencios y sus miradas dejan entrever en ocasiones una gran agresividad interior. En una sesión interviene –contra su costumbre- para exigir que otra paciente (Rosi, una mujer “extranjera”, de origen portugués y que es muy diferente: Cálida, cariñosa, sociable, coqueta, moderna en su forma de vestir, etc.) abandone el grupo ese día debido a que (por la alergia) no deja de estornudar y Luisa teme que le contagie algo. La confusión es tan ostensible que se le señala: Un alérgico que estornuda no puede contagiar nada, no tiene ningún germen extraño en su interior que pueda transmitir… Al revés, los estornudos son su forma de reaccionar ante la entrada de alergenos extraños que no reconoce como propios. Esta reacción de Luisa introdujo al grupo en lo que Bion llama un supuesto básico de ataque-fuga, es decir una situación de conformismo que penaliza la aparición de lo nuevo, lo diferente, lo inédito (en este caso Rosi, una mujer de otro país, que además se presenta maquillada, escotada, sonriente). El conformismo del grupo en identificación de masa siempre recibe la diferencia como un elemento amenazador. Como decía Sastre, el antisemita necesita al judío, el puro siempre necesita al impuro para poder preservarse puro.
Pero en esta anécdota no deja de llamar la atención el significante que la paciente ha elegido para justificar el rechazo a Rosi: La alergia, el temor al contagio, al germen extranjero.
Este juego entre lo propio y lo extraño, la defensa inmunitaria de los límites de lo propio, de la identidad, frente a la irrupción de lo diferente, de la alteridad, puede ser iluminado por el testimonio de un psicoanalista francés Jean-Luc Nancy, sobre el trasplante cardíaco, en un artículo titulado precisamente El intruso (o La llegada del extranjero, en su versión francesa). Este psicoanalista se sometió a un trasplante de corazón, y al tratamiento inmunosupresor necesario para evitar el rechazo del órgano extraño. Dice: El intruso-extranjero es lo que deshace la (falsa) familiaridad del yo consigo mismo… y frecuentemente el sujeto tiende a transferir sobre el otro extranjero aquello suyo de lo que no quiere saber nada (como ocurre en el racismo). A través de la enfermedad (y del dolor, que es como un cuerpo extraño alojado en el interior) el sujeto encuentra ese ser extranjero, desconocido para él, que lo habita. La experiencia del trasplante de corazón, de la intrusión del corazón, de mi órgano más propio que deviene extranjero, ingobernable, refleja lo que ya existe en la estructura: La ajenidad está presente siempre en el corazón de eso que nos es más familiar.
Sigue con la homología: Si la identidad es sostenida por la inmunidad (aquello que nos ha defendido de los gérmenes mortíferos desde la infancia), si la inmunidad garantiza la protección de la vida, su descenso pone en riesgo la vida. Su descenso nos expone a los gérmenes del exterior, y también a los gérmenes oportunistas con los que siempre hemos convivido, que siempre estuvieron dentro de nosotros, pero que ahora se vuelven extraños y patógenos. El cáncer es otra de las consecuencias de este descenso de la inmunidad, y es una versión terrible del intruso (que sin embargo nuevamente es lo más propio, ¡son nuestras propias células!) que devora desde el interior de la vida por un exceso de vida (al fin y al cabo el cáncer es una proliferación celular sin freno). Es decir, si la inmunidad disminuye somos invadidos por gérmenes y células extrañas y propias a la vez, pero si la inmunidad se excede (si suspendemos el tratamiento inmunosupresor) la hospitalidad es rechazada, el corazón extraño/trasplantado es rechazado y también morimos. Esta analogía también puede aplicarse al ámbito de lo familiar –las familias endogámicas acumulan errores genéticos y termina extinguiéndose la genealogía- o al ámbito del cuerpo social –las sociedades cerradas a la entrada de lo nuevo, del extranjero, del inmigrante, también se empobrecen. La vida misma estructuralmente se despliega entre estos dos extremos: Lo propio vs lo ajeno, la identidad vs la alteridad. Se trata de una tensión inestable: Si defiende a ultranza su identidad el sistema se encamina a su colapso interno, pero, por otro lado, sin defensas la identidad del sistema tampoco sobrevive.
Volviendo al trabajo con pequeños grupos, en el ámbito del trabajo grupal esta tensión inestable entre la necesidad de una defensa del límite de la identidad y la necesidad también vital de una apertura a la alteridad es lo que –a través de la enseñanza de Bion- se conoce como tendencia a la pertenencia al grupo, y tendencia a la separación del grupo. Esta tensión entre lo interno y lo externo, entre lo particular del sujeto y la dimensión social y transindividual (grupal) que lo envuelve ha sido nombrada por Gaburri y Ambrosiano como tensión entre narcisismo y socialismo, tendencia a la diferenciación y tendencia a la pertenencia. La homogeneidad del síntoma es una ilusión que sin embargo produce vínculo, imaginario, y el grupo se constituye al principio (en ese momento “socialista”) sobre esta ilusión.
Para estos autores el ser humano está atravesado por un dilema fundamental: Entre la búsqueda de un modo de ser diferente, creativo, capaz de soportar la separación del otro y de soportar el duelo de dicha pérdida por un lado, y por otro la tendencia a evitar esta responsabilidad en nombre de una búsqueda de seguridad que acaba por entregar al sujeto al grupo de los semejantes, uniformándolo pasivamente a la homogeneidad.
Esta tensión entre narcisismo y socialismo desgarra la subjetividad, la divide –dirá Lacan. Para Gaburri la grupalidad alienada de la masa produce un vago conformismo que protege al sujeto del riesgo de la separación y la pérdida, pero le da una identidad enyesada que aniquila la individualidad subjetiva. Este socialismo –tomado de Bion- indica este empuje a encontrar refugio en una identificación social más tranquilizadora, un exceso de presencia de los objetos (grupo) en el Yo, lo que produce un efecto de atascamiento, de obstrucción, de bloqueo del pensamiento (como bien apreciamos en los momentos iniciales de funcionamiento del grupo, atascados, por ejemplo, en el relato estereotipado del malestar físico, del peregrinaje de médico en médico, del estrago de los otros, etc). Se trata de un momento (dijo Bion en supuesto de base rígido) constituido sobre la seducción de la pertenencia que anula el carácter particular de la subjetividad. Lo nuevo emerge solo como desgarro de lo sabido, como separación, desidentificación. Así pues, el célebre aforismo con que Bion define la posición del analista como “sin deseo y sin memoria” no se limita a ser una variación de la regla de la abstinencia del analista y la asociación libre, sino que señala un desafío frente al sentimiento de pertenencia viscosa a la mentalidad del grupo, que promueve un descarte entre el sujeto y lo ya conocido. Esto haría posible el primer paso en la constitución de la individualidad: El trabajo de duelo implícito en la separación, la pérdida de la identidad alienada en la identificación.
Este temor angustiado ante lo extraño es lo que está expresándose en el deseo de Luisa de que Rosi abandone el grupo: La emergencia de lo extraño le resulta insoportable hasta el punto de que quiere expulsarla… y lo hace con un argumento que constituye una verdadera metáfora: El miedo a ser infectada por un germen extraño, el rechazo de lo extraño adopta en esta paciente –tan defendida, tan inmunizada- la forma del temor a la enfermedad, como no podría ser de otra forma en una mujer que siempre ha tramitado sus conflictos por la vía de lo corporal.
Lo interesante de esta perspectiva es que permite comprender los movimientos grupales en función del momento evolutivo del grupo. Así, si al comienzo de la andadura del grupo se observa claramente este fenómeno de identificación homogénea (todas las participantes se reconocen jubilosamente en los síntomas de las otras, todas han padecido los mismos o similares dolores, han recorrido los mismo circuitos asistenciales, etc.) es porque probablemente es necesario para la constitución del grupo y para el establecimiento del vínculo. Este, por tanto es un momento inicial, que puede prolongarse por espacio de muchas sesiones (hay que ser paciente, en el sentido de la paciencia) donde las diferencias particulares se borran en la grupalidad homogénea, y produce sobre las participantes un efecto de alivio conformista: “Todas somos iguales, no estamos solas”. En la búsqueda del ser esta identificación que las aliena al lugar del Otro las conforta en su indeterminación subjetiva. De hecho, cuando –como hemos visto antes- por alguna circunstancia, en estas sesiones preliminares, comparece algo de lo real más singular en el relato de alguna de las participantes se empiezan a producir deserciones, algunas mujeres no pueden soportarlo y abandonan el grupo. Otro posible ejemplo que tuvimos la ocasión de comprobar en el grupo del dolor: El relato de un intento de suicidio por parte de una paciente en la primera sesión del grupo, una paciente que –una vez vomitó su confesión- no volvió a aparecer por el grupo. En este caso la aparición de lo extraño, lo más real produjo sobre el grupo un efecto de conmoción, y a punto estuvo de comprometer la constitución del mismo (y no recuerdo bien si hubo alguna participante que efectivamente no volvió más). Bion definió como función gamma como aquella donde no está tan presente la actividad semántica de la interpretación (función alfa, capaz de simbolizar los elementos brutos de la experiencia) sino que es su función preliminar: Es decir, la definición de un clima grupal suficientemente libre de angustia y por tanto disponible para contener los efectos de real que puedan producirse en el curso del grupo. Es como decir que la función del grupo no es solo semántica sino también preservadora de la vitalidad: El grupo anuda la pulsión de muerte, actúa –como luego veremos- como un dique. Y dice Bion que esta función gamma es sometida a dura prueba cuando el campo grupal es sometido a esfuerzo por invasiones repetidas de elementos traumáticos (como estos relatos de intentos de suicidio). Si no ocurre así, si el grupo se consolida, con el transcurso del tiempo va adquiriendo una consistencia simbólica que permite a las participantes, poco a poco, caso por caso, ir desplegando el testimonio de lo más particular de su experiencia. Es decir la cosa es entender que aunque la homogeneidad del síntoma sea una ilusión, es una ilusión que sin embargo produce vínculo, imaginario, y el grupo se constituye al principio (en ese momento “socialista”) sobre esta ilusión. En otras palabras, en muchos casos, en los síntomas contemporáneos lo que da estabilidad al sujeto para así sostenerse coincide con el síntoma mismo del sujeto (así lo vemos en muchos síntomas contemporáneos que se presentan como colectivos de goce, organizados en asociaciones de pacientes/familiares/usuarios –de anoréxicas, de trastornos de la personalidad, de bipolares, etc- que reclaman sus derechos a los poderes públicos). Es decir, esos síntomas contemporáneos se ofrecen en lo social como enseñas que permiten hacer vínculo dando al sujeto la ilusión de pertenecer a un conjunto, a un nosotros, el narcisismo de las minorías que decía Derrida. Es decir, presentarse como “soy una anoréxica, soy una fibromiálgica, soy un alcohólico”, constituye una modalidad de presentación del sujeto que anula su división, su particularidad. Esto en cierta medida es una paradoja, porque el carácter serial, estándar, monótono de las nuevas demandas (que apreciamos día tras día tras la mesa de evaluación) contrasta con la exigencia de particularidad que a menudo es reivindicada por el sujeto. La pregunta sería cómo hacer para hacer emerger lo particular a través de esta solidificación identificatoria que promueve la clínica contemporánea. Esta es una cuestión clave que interroga el fundamento ético de la práctica en la institución de salud mental, frente a sujetos (esquizofrénicos, bipolares, fibromiálgicas, hiperactivos, anoréxicas…) “unificados” por la homogeneidad sintomática de las escalas, las asociaciones de afectados o familiares, las unidades especializadas, etc. Algunos borradores incluso estudian la creación de unidades monosintomáticas a las que los pacientes accederían al poco de su admisión en los centros (unidad de depresión, unidad de ansiedad, de trastorno por estrés postraumático, de primeros episodios psicóticos, de trastornos hiperactivos, etc). Estos dispositivos de la superespecialización funcionarían como unidades de investigación y gestión siguiendo la máxima “el dinero sigue al paciente”. Sin embargo, creo, nuestra tarea sería un tratamiento de la identificación a fin de producir la emergencia de la particularidad subjetiva, de producir el agujero de lo particular en la fusión identificatoria al “nosotros”.
Así en la entrevistas preliminares que preceden a la entrada en el grupo –además de localizar los elementos diagnósticos que permitan poder excluir, por ejemplo, a un sujeto psicótico en un grupo de neuróticos- se trata de permitir que la enseña sintomática permita reunir a los sujetos (aun a costa del borramiento de su nombre propio), se imponga como un documento de identidad a través del cual el sujeto se dirige a la institución para ser reconocido y tratado. La institución no debe desalentar al menos inicialmente la entrada a través de esta puerta. Al revés, se debe asumir la identificación a este universal como forma de reunir una demanda. Este sería el primer tiempo, donde a veces el grupo (¿no os pasa?) recuerda a un grupo de autoayuda, y que ya tiene efectos “terapéuticos”, efectos imaginarios de atemperamiento y soporte. De alguna forma el ritual de la sesión del grupo produce ya un primer efecto de reinscribir al sujeto en el campo del otro, a reencontrar un lugar junto a otros, un lugar posible para sujetos que durante mucho tiempo han sufrido en soledad. Este sentimiento de pertenencia –que no debe ser menospreciado, insisto- rompe la soledad del síntoma, remienda –con la ayuda de lo imaginario, es cierto- la fractura que el síntoma ha producido entre el sujeto y el Otro. Por otro lado, hacer pasar al síntoma por el dispositivo de la palabra grupal puede ejercer un dique frente a la pulsión de muerte que subyace en el mismo. El dispositivo grupal supone a veces un apaciguamiento de esta deriva mortífera del síntoma que, por ejemplo, en las fibromiálgicas se manifiesta en la hiperconsulta médica, en su sometimiento reiterado a la yatrogenia de las intervenciones, los tratamientos, las cirugías, en manos de los especialistas que no saben escuchar el síntoma en su dimensión de mensaje cifrado. Un ejemplo de cómo la economía del tiempo, del espacio y de la palabra de tipo colectivo a que deben subordinarse los pacientes en el grupo puede producir un atemperamiento de esta dimensión mortífera del síntoma: En ocasiones se repite una intervención que tiene un efecto de auténtica interpretación, cuando alguna de las participantes le dice a otra que se queja sin parar acaparando el tiempo grupal: “No solo te duele a ti, deja algo de dolor para las demás!”.
Pero, como decía, es obligado en el transcurso del grupo pasar a un segundo tiempo, una puerta de salida, donde se aspira a deconstruir esta comunidad imaginaria para extraer el nombre propio de cada sujeto recubierto por la máscara de lo homogéneo (5) . Es el momento en que –por decirlo en la terminología psiquiátrica clásica- el síntoma pasa de ser el espacio que permite el lazo social a hacerse egodistónico. Donde al principio todas eran iguales, va haciéndose presente la diferencia, en unos casos la experiencia de un abuso sexual en la infancia, un matrimonio desgraciado en otros, el estrago de la madre en muchos casos, etc. En relación a esto último, y por poner algún ejemplo, los dos primeros años me sorprendió encontrar con frecuencia una secuencia que podía formularse así: Una madre que no quería a la paciente cuando era niña (el Otro de los cuidados que aparece como sin falta, sin deseo por su hija), sigue un momento donde aparece el síntoma físico, el dolor, como algo que angustia al Otro (al marido, a la familia), abre la falta en el otro para que desee, y, por último, un tercer momento en que la paciente ya pierde el control: Todo duele y ya no hay otro a quien dirigir la queja (o bien se buscan continuamente, en la figura de los sucesivos especialistas a lo que se consulta). La salida del grupo es una puerta más estrecha, por la que pasan los sujetos uno tras otro, cada uno a su ritmo, y seguramente no todos. Es decir, si en el grupo entran juntos, del grupo salen uno a uno, y eso es una muestra de que se ha conmovido la igualdad identificatoria. Podría pensarse en los modos en qué interviene el factor tiempo en el proceso de la cura grupal. Si al principio, en el momento socialista, el grupo cree en la equivalencia mismo síntoma=mismo tiempo (para curarse, para estar mejor, para cambiar, etc), posteriormente, conforme avanza la deconstrucción de la comunidad imaginaria, los miembros del grupo van comprendiendo que del grupo se sale en la modalidad del uno por uno. No todos juntos, no todos en el mismo instante, no todos del mismo modo, sino uno cada vez siguiendo un tiempo para comprender y otro para concluir absolutamente particulares. Este “no todos en el mismo instante, no todos juntos, no todos al mismo tiempo” revela esta no coincidencia de la que los miembros del grupo han ido dándose cuenta poco a poco. En la experiencia del grupo de fibromiálgicas algunas veces hemos mantenido algunas pacientes de un año para otro con la idea de que quizás no había llegado a su fin su tiempo en el grupo, mientras que otras pacientes eran invitadas a abandonar el grupo. Me da la impresión de que las participantes comprendían estos motivos, tanto las que salían del grupo como las que permanecían. En otros momentos (esto fue más claro el segundo año, creo) mantuvimos a algunas mujeres en el grupo (a pesar de que su recorrido parecía terminado) casi en calidad de coterapeutas con otras pacientes más retrasadas o de más reciente incorporación… y con mucha frecuencia veíamos que estas mujeres se adelantaban a la intervención o el señalamiento que íbamos a hacer los coordinadores del grupo. Por otro lado, hay que comprender que la ganancia de lo particular del sujeto se produce solo a partir de la pérdida del sostén imaginario de la identificación, y por eso es un momento difícil, de duelo, donde a veces se aprecian fenómenos de recrudecimiento sintomático y fenómenos de desilusión a veces, de desidealización del grupo como lugar de pertenencia (por eso a veces al final hay pacientes que desaparecen sin despedirse). Si el segundo paso del trabajo grupal sería el reencuentro de una diferencia que sería propia, particular… habría que pensar algún otro paso más quizás, un tercer paso que también sería diferente caso por caso: En algunos pacientes quizás este recorrido baste para el establecimiento de otro vínculo posible con el Otro, un vínculo inédito, no constituido sobre el temor angustiado ante lo extraño ni mediado por los síntomas, el dolor, el tóxico, la alimentación, etc. En otros casos el descubrimiento de esta diferencia particular tendrá que elaborarse en un espacio individual, en un dispositivo de escucha que quizás ya no sea en el espacio institucional público. Pero, sea cual sea la salida, insistimos, es necesario el primer tiempo: es necesario el soporte de la ilusión del nosotros grupal para avanzar y soportar la inevitable desilusión posterior. Lacan subraya que si bien la verdad se encuentra en un recorrido de soledad, nadie llega a la verdad si no es por medio de los otros. No es sin los otros que podemos encontrar la vida de salida de la prisión en la que nos encontramos con los otros.

1.-El presente trabajo fue presentado en sesión clínica del Centro de Salud Mental de Hortaleza. Constituye un resumen de las aportaciones fundamentales de Maximo Recalcati, aplicadas a la experiencia de un grupo de mujeres con dolor que lleva funcionando en nuestro centro cuatro años.
2.-Recalcati M. Lo homogéneo y su reverso. Clínica psicoanalítica de la anorexia-bulimia en el pequeño grupo monosintomático. Miguel Gómez Ediciones. Málaga 2007.
3.-Laurent E. Las dos políticas del síntoma. Ornicar? Digital nº 224
4.-Vigano C. El psicoanálisis aplicado.
5.-Recalcatti M. Lo homogéneo y su reverso. Miguel Gómez Ediciones.

11.6.09

CUATRO PREGUNTAS(1) SOBRE BOLONIA (2)

Nº 6/09


EL OBSERVATORIO PSI de la FEEP
www.efsp.eu/psy/es


Entrevista a Carlos Fernández Liria

Profesor titular de filosofía de la Universidad Complutense de Madrid



por Mercedes de Francisco y Julia Gutiérrez



MdF, JG: ¿Qué significa demandas de la sociedad (3), en qué sentido han cambiado y por qué eso exige una reforma de la universidad y qué implica esa adaptación?

Se responde fácil. El intérprete de las demandas sociales es la OMC a través del Acuerdo General de Comercialización de Servicios (GATS) y cuando los intérpretes son fundamentalmente la escuela de Chicago, lo que demanda la sociedad es sencillamente lo que más beneficia a las empresas. La fórmula es muy simple: a ellos no les interesa privatizar la universidad porque les interesa que todo lo que tenga pérdidas esté sufragado con dinero público. Lo que les interesa es poner todo lo rentable al servicio de las demandas empresariales. Y eso es muy fácil: es precisamente de lo que trataba el libro de Jacques-Alain Miller y Milner (4) estamos continuamente evaluados y cada paso que queremos dar tenemos que someternos a una evaluación minuciosa.

Es todo lo contrario de lo que ellos llaman la universidad feudal que es que el catedrático ha aprobado ya unas oposiciones, un tribunal le ha dado carta blanca, y por tanto ya la sociedad se fía de él y él monta su proyecto de investigación, contrata a sus ayudantes, él decide por dónde tienen que ir las líneas de investigación de su departamento. Ahora se dice: estos señores van a ser evaluados de forma continua van a tenerse que formar de forma continua, van a tener que demostrar lo que valen de forma continua y por lo tanto van a poder ser castigados de forma continua por lo que digan, hagan, etc. esa es la nueva filosofía, las agencias de control que en último extremo las hay estatales y las hay privadas.

Pero resulta que los criterios con los que te juzgan las agencias de evaluación estatales los dicta una agencia de evaluación de artículos científicos Thomson Reuters que es la que dice que revista vale y que revista no vale, que revista es de impacto...son ellos los que deciden por donde tiene que ir la ciencia y por dónde no tiene que ir. Esto significa que los profesores van a tener que estar sometiéndose a evaluaciones continuamente, no podemos parar en ningún momento de solicitar proyectos de investigación para pedir dinero, ahora bien ¿cómo se consigue dinero?, aquí está el truco de cómo poner el dinero público al servicio de las empresas privadas. Cualquier cosa que solicites hay un apartado que pone fuentes de financiación externas, si tienes fuentes de financiación privada te conceden dinero público y si no no te conceden ni un duro de dinero público. Es decir conceden dinero público a lo que previamente ha demostrado tener interés para la empresa privada. Eso quiere decir que las empresas privadas a través de estos grupos y proyectos de investigación se apropian de una gran cantidad de dinero público y también de un ejército de becarios a los que no pagan, es una mano de obra tan barata que es gratis, porque los becarios son pagados con dinero público.



?MdF, JG: ¿Y qué va a pasar con la filosofía

Con la filosofía nada porque nunca vamos a conseguir fuentes de financiación externa. Lo malo es cuando nos intentan tranquilizar y nos dicen que los filósofos tenemos un interés empresarial impresionante. Necesitan filósofos para domesticar a zafios ejecutivos, a las bestias pardas del capitalismo salvaje los tenemos que domesticar nosotros dándoles clase de educación para la ciudadanía. La facultad de filosofía va a perdurar, pero con esa función de domesticación de ejecutivos agresivos, de animación cultural de grupos en reuniones del alto mundo empresarial. No entienden que la filosofía no es eso. Todas las carreras teóricas van a quedar mutiladas de todo aquello que no tenga una demanda empresarial, para la filosofía es trágico, pero para la física teórica, para la matemática teórica, para la investigación científica desinteresada, pues esto es el fin, y como algunos pensamos que la universidad y la academia es precisamente el lugar de la investigación científica desinteresada, pues es sencillamente el fin de la universidad y la sustitución de la universidad por una escuela de profesionales muy atenta a las necesidades empresariales del momento y siempre y cuando sea rentable.



MdF, JG: ¿Qué supone dejar de hablar de contenidos y sustituirlo por competencias (5)?

El caballo de Troya para que el mundo académico acepte esta reconversión industrial, porque esto en realidad es una reconversión industrial en la educación, ha sido una especie de filosofía pedagógica.



MdF: Cognitivo conductual

Efectivamente, como sabían que el mundo académico no iba aceptar una reconversión industrial así como así, había que presentarlo como otra cosa, y han ensayado lo que ya ensayaron con la LOGSE en la secundaria, presentar la reconversión industrial del sector público de la enseñanza superior como una revolución educativa. Para ello han llamado a psicólogos y pedagogos para que les prestaran el lenguaje, y ese ha sido el de las competencias.

Dicen que lo que no necesitan son esos títulos rígidos que convierten a una persona en físico, en matemático, filóloga, sino a un personal científico muy joven que pueda aprender muy rápidamente porque las empresas necesitan un profesional muy flexible que pueda cambiar a la misma velocidad que cambia el mercado y la economía y como cambia muy rápido, solicitan a la universidad un profesional muy flexible y que pueda aprender muy rápidamente, para eso tiene que ser, para empezar, joven y además hay que acortar y diversificar las titulaciones. Consideran que lo que el mercado necesita es ese profesional que vale para todo y que es capaz de adaptarse a las circunstancias a una velocidad vertiginosa, para eso es necesario evaluar todo el rato sin parar qué persona vale para cada caso.



MdF, JG: ¿Cómo afecta eso a la relación de los estudiantes con el saber?

Los estudiantes tienen que dejar de pretender saber, te lo dicen así, el cometido ya no es aprender, el cometido es aprender a aprender, que si la empresa necesita que tu aprendas cualquier cosa que tú seas capaz de aprenderlo muy rápidamente, que seas un experto en aprender cualquier cosa muy rápido no se trata de enseñarte saber sino competencias. Los contenidos ya no valen para nada. Nos han llegado a decir que los contendidos no hace falta aprenderlos porque los contenidos están en internet, en Wikipedia. Ese es el nuevo mundo académico que nos espera, no se dan cuenta de que un científico no se puede formar buscando en wikipedia. En realidad saben lo que hacen, lo que quieren decir es que no se puede mantener una inmensa universidad con dinero de los impuestos para formar en contenidos a un montón de población que las empresas no necesitan.

El papel de la psicopedagogía ha sido verdaderamente pernicioso. Están muy enfadados conmigo los psicopedagogos por un artículo que he sacado (6) y porque me acusan de haber generado una guerra civil interna entre la facultad de filosofía y la de pedagogía, que es verdad que se ha generado, hay un guerra civil en este momento, no soy yo el que la ha montado, la hemos montado unos cuantos, les hemos acusado de lo que han hecho, les han prestado el lenguaje.



MdF: ¿Y por qué no psicología, por qué la dejáis fuera?

En principio la Psicología es la base más profundad de todo esto pero el papel activo de gestión ha sido mucho menor. Te cuento porqué los pedagogos y no los psicólogos. Son los pedagogos los que han sacado su tajada con el máster de formación del profesorado. Han conseguido que se les paguen los servicios prestados en esta reconversión industrial gracias a que han prestado su ideología y su lenguaje, han hecho todos los documentos y se les ha pagado. Es una jugada diabólica, maquiavélica que consiste en que Bolonia ha reducido todas las carreras, en la práctica, a casi la mitad y nos dicen que no pasa nada porque luego viene el máster pero esto es mentira, en primer lugar, porque con el máster entramos ya casi en terreno de la enseñanza privada, pero resulta que además los pedagogos han conseguido que para ser profesor de enseñanza media haya que cursar el CAP (7) pero convertido en máster. Eso quiere decir que todas las carreras teóricas que tienen como salida profesional casi exclusivamente la enseñanza no tienen más remedio que cursar el máster de pedagogía para buscarse la vida porque de lo contrario no pueden presentarse a oposiciones. Este es el chantaje al que ahora nos someten los pedagogos. En la Complutense hemos forzado la cosa gracias a un encierro que duró 6 meses prácticamente. Fue una batalla heroica por parte de los alumnos, se pasaron 6 meses durmiendo en el suelo se consiguió que la complutense dijera que no a la Orden Ministerial.

La jugada es terrorífica quiere decir que los máster que nosotros ofrezcamos en física o en filosofía o en matemáticas nunca van a poder competir con el máster de los pedagogos porque nuestros alumnos tienen que ganarse la vida y naturalmente para poder presentarse a oposiciones si tienen que pagarse un máster que ya de por si va a ser muy caro, se van a pagar el máster de pedagogía que les permite trabajar. Sencillamente han hecho un trabajo mafioso de disfrazar de otra cosa una reconversión industrial y se les ha pagado de forma mafiosa regalándoles los alumnos de los másteres potenciales de todas las carreras que tienen como salida profesional la enseñanza secundaria. Ese máster lo tienen que cursar todos los que tienen que presentarse a una oposición.



MdF, JG: ¿Qué es la transferencia y porqué se introduce?

Es la ideología de la sociedad de conocimiento. El conocimiento se ha convertido en el factor productivo por excelencia, es algo así como que en lugar de vivir en la sociedad industrial vivimos en la sociedad del conocimiento, el conocimiento es el medio económico más valioso de todos y por tanto la universidad que es la que produce los conocimientos tiene que amoldarse a esa sociedad del conocimiento y transferir sus conocimientos.

Lo que te están diciendo en realidad es que como se ha descubierto que el conocimiento es un factor mercantil de primer nivel, que ahora se va a regir como todas las cosas mercantiles. Y claro, eso es tanto como decir que el mercado va a tener voz y voto en la producción de conocimientos. Lo que ellos no saben es que probablemente el mercado no sea un buen investigador científico, ni siquiera para lo que ellos pretenden, ni siquiera para la rentabilidad empresarial. Entonces dicen, queremos poner el conocimiento al servicio del capital, pero es tanto como destruir el conocimiento. Y lo conseguirán y no les importará porque al fin y al cabo, si destruyen vidas humanas ¿por qué no van a destruir el conocimientos?, si lo que ha habido antes o al mismo tiempo que la destrucción de la universidad ha sido la destrucción del sistema sanitario mundial o la destrucción de los medios de subsistencia más elementales de la mitad de la población mundial, en realidad esto es la misma lógica y ahora ya nos toca a nosotros.



MdF: A nosotros los psicoanalistas nos interesa demostrar que esta línea cognitivo conductual está al servicio del control. Incluso ahora, los conductistas asociados con los neurólogos inciden fomentando la medicación en los niños amparándose en diagnósticos como el “síndrome de hiperactividad y déficit de atención”, convirtiéndolos desde su más temprana infancia en consumidores de productos farmacéuticos

Es terrorífico. La doctrina del Shock comienza precisamente con la psicología y viene a decir que todo el modelo del liberalismo viene de los paradigmas psiquiátricos. De la psiquiatría paso a la tortura y de la tortura al neoliberalismo. La psiquiatría se convirtió en una técnica de tortura y el capitalismo aprendió como torturar a toda una sociedad.



MdF: Aquí lo sabíamos con Vallejo Nájera y López Ibor que eran dos psiquiatras fundamentales para la dictadura franquista. Sometían a la gente “molesta” a las curas de sueño a las curas insulínicas, entre otras. Ahora ya están investigando la pastillita para los soldados de Irak para borrarles los traumas. Todo va a estar marcado por lo que le interesa a las empresas. Ha sido todo un sistema de control. El franquismo lo supo muy bien que tenía que tener a la psiquiatría de su lado. El psicoanálisis ha podido crecer manteniéndose en los márgenes, por lo menos en España. En este país hubo una reforma aparentemente progresista que fue la LOGSE. Por eso los nombres son importantes. Hay que tener cuidado con pensar que el capitalismo es acéfalo. Es el mecanismo del mercado, hacer creer que no hay nadie a quien pedir cuentas.

El propio Gabilondo ha jugado su papel y Berzosa también porque son rectores y tienen su responsabilidad. Yo se lo dije a Berzosa en el paraninfo.



MdF, JG: ¿Podría haber otra forma de convergencia?

Claro, era de cajón, estaba súper fácil. Europa ha querido converger con las directrices de la OMC y punto. Toda Europa va con la lengua fuera para cumplir con lo que la OMC dicto en Nueva Zelanda. ¿Qué querían que las universidades convergieran y que hubiera un dialogo entre las universidades? Más fácil imposible. Se trataba de multiplicar por 100 las becas Erasmus y ya tienes la convergencia. Un sistema de homologación de títulos no me parece tan complicado. Que las mejores universidades europeas convergieran era fácil de montar no hacía falta más que una buena administración que homologara los títulos y para eso solo hacen falta cuatro burócratas que trabajen y eso sí, mucho dinero para movilidad y no había que haber tocado nada, ni revolución educativa, ni competencias ni psicopedagogía ni nada de nada. Pero no querían eso, lo que querían es lo que han conseguido, destruir la universidad pública y ponerla al servicio de la empresa privada. Pero en toda Europa.



Notas:

(1) Las preguntas han sido elaboradas mediante el análisis de la terminología utilizada en la legislación de adaptación del llamado Plan Bolonia.

(2) El proceso de Bolonia toma su nombre de la Declaración de Bolonia firmada el 19 de junio de 1999 por los ministros de educación de la Unión Europea en Bolonia y que supone la creación, en 2010, del Espacio Europeo de Educación Superior.

(3) La exposición de motivos de la Ley Orgánica 4/2007, de 12 de octubre, por la que se modifica la Ley Orgánica 6/2001 de Universidades justifica: se trata de ofrecer una formación que de respuesta a las necesidades de la sociedad.

Y en el La flexibilidad y la diversidad son elementos sobre los que descansa la propuesta de ordenación de las enseñanzas oficiales como mecanismo de respuesta a las demandas de la sociedad.

(4) Jacques-Alain Miller y Milner ¿Quiere usted ser evaluado?

(5) La adquisición de competencias básicas como principal objetivo de la educación es introducida en la LOE Ley orgánica de Educación Las competencias básicas definidas por la OCDE (Proyecto DeSeCo) Definición y Selección de Competencias son: comunicación lingüística, matemática, conocimiento y la interacción con el mundo físico, social y ciudadana, cultural y artística, aprender a aprender, Autonomía e iniciativa personal.

También en el Real Decreto 1393/2007, de 29 de octubre, por el que se establece la ordenación de las enseñanzas universitarias oficiales: Los planes de estudios conducentes a la obtención de un título deberán tener en el centro de sus objetivos la adquisición de competencias por parte de los estudiantes.

(6) Manifiesto Contra el Nuevo Máster de Formación del Profesorado El País (3 de noviembre de 2008)

(7) Curso de Adaptación Pedagógica, hasta ahora, el requisito para poder presentarse a las oposiciones de secundaria y que en muchas facultades era una mera formalidad.